Es verdad que se trata de una historia vieja, que mucho se ha dicho, que mucho se ha escrito al respecto pero que lamentablemente poco se ha hecho en concreto para consolidar un proyecto con base en una necesidad urgente de la población. Si miramos la historia reciente, desde que Mario Cossio fue elegido como Prefecto estamos hablando de la planta de tratamiento de aguas residuales, por decir algo y no mirar más atrás, durante la gestión de Lino Condori parecía que se avanzaba a paso firme ya que se comenzó a discutir sobre el lugar de su emplazamiento, la unidad creada para tal efecto (UTEPTAR) mostraba resultados hasta que sin mucha explicación fue borrada del mapa. En la administración de Adrián Oliva se tomó el emprendimiento con nuevo y esperanzador brío, el gobernador viajó a Europa, recorrió varios países, conoció de cerca plantas similares, vio los números que demandaría y… hasta ahí llegamos. Incluso el Presidente Evo Morales, antes del referéndum de febrero pasado, se comprometió a que el gobierno junto a la gobernación y el municipio, de una vez le pondrían punto final a tanta dilación y… hasta ahí llegamos.
La realidad nos dice que cada vez se habla menos de la planta, que se le ha bajado el volumen al asunto, que hasta la dirigencia vecinal de los barrios y distritos de la ciudad de Tarija ya no reclama ni exige, y si lo hace es «muy por aquí pasó», para cumplir. Ni el Presidente, ni el gobernador y menos el alcalde dicen nada sobre el particular y la gente directamente afectada se calló extrañamente, aunque el problema nos afecta a todos y no sólo a algunos, es un problema de salud pública ya que exponemos a la población de la ciudad pero también de comunidades y localidades que se encuentran en el área de influencia, es decir, el valle central. No podemos olvidar que el rebalse de las lagunas de oxidación, colmatadas y rebasadas en su capacidad hace años, va al río Guadalquivir, aguas negras sin ningún tratamiento con las que se riegan cultivos de productos con los que nos alimentamos, ¿Ud. cree que alguien se ocupa de ver si son aguas limpias o libres de contaminación las que se usan para tal efecto?…nadie lo hace, es decir, de alguna manera nos estamos comiendo nuestros desechos en el sentido más literal de la palabra. Pero la historia no acaba ahí, pues las lagunas se han convertido en un peligroso foco de infección de enfermedades que pueden ser transmitidas de diversas formas, sin dejar de lado que son un gran criadero de zancudos que invaden la ciudad con el riesgo consiguiente, más todavía en época de calor.
Entonces, ¿por qué ya nadie habla de la planta de tratamiento de agua residuales?, ¿de verdad y a propósito se ha guardado este tema en el último cajón del armario y debajo de un sin número de folders de proyectos olvidados?. ¿Por qué nadie da una explicación en qué quedaron estudios a diseño final, gestiones con comunarios, viajes al extranjero, reuniones con empresas, etc?… ¿ de verdad ya dejó de ser una prioridad porque nos afecta a todos?, como siempre hay más preguntas que respuestas.