LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico – sep 18/2016) Quieta, pausada, en silencio pero viva, quizá con un aire de antaño, así es como se respira la ciudad de Tarija de madrugada, sin ruidos de bocinas, sin siquiera la bulla de los pensamientos, sólo Tarija Cercado.
Si bien la noche siempre acompañada de un manto de estrellas con la luna por farol tiene su magia y llena los rincones de misterio, la mañana tiene un “gustito” aparte, el tránsito hacia un nuevo día nos anuncia el milagro de la vida; para quienes despiertan con los rayos de luz, éste puede ser un privilegio: ver a nuestra ciudad con otro matiz.
Lejos quedan los acelerados pasos, niños entrando a colegios, oficinas públicas abriendo puertas, empresas alistando maquinaria e incluso las calles se dan un respiro del comercio informal, que en cuestión de horas invadirá todo.
Detrás de las ventanas las luces de las oficinas se van encendiendo, al igual que el ajetreo por iniciar una jornada cargada de tareas, responsabilidades, planes a reiniciar y lo cotidiano inicia su marcha.
Las vendedoras de pan, que incluso empiezan el trabajo a oscuras serán las primeras en abrir negocios a excepción de los mercados de abasto que ya desde temprano venden sus productos para quienes buscan mejores precios.
El sigilo de una ciudad acallada, nos permite deambular con rumbo o sin, pero un descanso mental y hasta corporal de la habitual jungla de cemento en la que se convierte toda ciudad en crecimiento. Con la llegada del verano el día empieza más temprano, salir a hacer ejercicio a esta hora puede ser una alternativa para liberar tensiones.
Es esta la mirada y el ambiente de una ciudad que despierta, que permite el sueño, pero que es tiempo ya de que quienes la aman y habitan en ella tomen acciones para preservarla, enriquecerla, verla crecer adecuadamente y permita que futuras generaciones puedan dormir mientras la ciudad se mueve. (eP)
“Hoy… mañana y en cada amanecer deseo iniciar cada despertar como un camino donde compartir lo cotidiano, recorrer los instantes y sentir que su paso valió la pena”
Dennyse Moore
