Noticias El Periódico Tarija

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La libertad que brindan las redes sociales ha roto todos los parámetros, su influencia es in medible y la forma en la que se propaga una publicación cualquiera ha sorprendido a todos. Es una nueva era en la información que va más allá de la televisión y la radio, que hoy no tiene límites ni tampoco legislación que la regule. En política la redes sociales sirven para hacer conocer candidatos y propuestas pero también para denunciar, desprestigiar, calumniar e injuriar buscando obtener un rédito electoral utilizando métodos nada apegados a la moral y a la ética. Sin duda, las redes sociales tiene un lado positivo y luminoso y otro negativo, oscuro, sucio y peligroso.
Existen instituciones y autoridades en función de poder que han formado sus equipos de comunicación que reflejan los logros de la gestión, solo lo positivo claro está…. pero también han creado sus «grupos de choque virtual» que se ocupan de atacar a quien se considere un riesgo para la autoridad «suprema», para lo que crean perfiles falsos, cuentas inexistentes, recurriendo a fotografías de personas de otros países e incluso declaradas desaparecidas, en facebook u otra red social, que sólo se ocupan de inventar diseños, gráficos o «memes» burlescos, denigrantes, mentirosos de quien encarna ese riesgo y además proferir una serie de calificativos, calumnias y falsedades que atentan contra la dignidad y honra del aludido. No importa quien sea mientras represente esa «incómoda molestia», peor aún si es alguien considerado un posible rival político, ahí la saña con la que se actúa es inmisericorde. Una muestra clara de la más marcada cobardía, protagonizada por personas de baja calaña que se esconden en el anonimato y se mimetizan con nombres falsos, sin duda personajes carentes de principios y valores de toda índole. Cual carroñeros que no tienen el valor de dar la cara abiertamente y abusan de la oscuridad de las redes para golpear suciamente a quien les venga en gana.
Lo más lamentable es que funcionarios públicos, que ganan un sueldo para trabajar sirviendo a la sociedad, se ocupan de asuntos subjetivos que sólo interesan políticamente a unos cuantos, ese tiempo que lo pagamos todos lo «usan» para intentar desprestigiar a quien no comulga con su línea política, con su manera de administrar nuestros recursos o con las decisiones que toman, creyendose infalibles dueños de la verdad revelan su intolerancia absurda y estrechez mental al no aceptar que alguien piense distinto y lo exponga sin tapujos. Esa clase de «servidores públicos»… ¿caminan por los pasillos de nuestras instituciones?, ¿ muchos con poder de decisión, convirtiéndose en una lacra asfixiante para una región que cree en la autonomía franca y en la libertad de pensamiento y expresión sin que por eso se los someta a una denigrante exposición por parte de cobardes sin rostro?… esa no es la Tarija que necesitamos, no es la Tarija que queremos… no es la Tarija que deseamos para las próximas generaciones, no es lo que merece Tarija.