De María Elena Rovirosa
Somos personas llenas de luz; radiante natural que nos envuelve de acuerdo a nuestras emociones.
El hombre no tiene la capacidad de poder vivir sin una autoridad que pueda guiarlo. Siempre necesitará un manual como los aparatos eléctricos para que lo ayude a tener una larga vida. El libro anónimo, Honor al Espíritu Santo, es una guía por así llamarlo para conocer mediante veinticuatro tópicos, el libro generacional, llamado Biblia.
El autor hace énfasis en que las verdaderas crisis deben convertirse en oportunidades, y es cuando más debemos cuestionarnos para encontrar una verdad absoluta que desconocíamos.
Mirar hacia el interior significa el cómo puedo transformar mi realidad; en esta etapa no se incluye un juicio, un culpable o un sacrificio. Si juzgamos nuestra mentalidad se cierra, si dejamos de juzgar, la conciencia se abre. Una mente abierta es el requisito indispensable para perdonar. Es recordar quiénes somos y soltar del armario mental, tanto el recuerdo de sufrimiento, cómo a la persona. El que realmente eres, no tiene agravios, pues al juzgar lo harías con el ego y al perdonar, lo harías con Tu Ser; Porque naturalmente somos humanos y espiritualmente somos divinos. El perdón solo aplica a lo ilusorio, lo real no necesita perdón. Pero en verdad, si en algo tuvieras en qué enfocarte, será en el error y luego en su corrección. Las necesidades del prójimo, se vuelven las tuyas debido a que son tus compañeros en la jornada de la vida. Sin ti, ellos perderían el rumbo, sin ellos jamás podrías encontrar el tuyo. El único adversario del hombre es el temor, hasta puede llegar a fracasar cuando está en ese estado. Teme por su personalidad y teme a la crítica. El temor le roba todo poder, pues así pierde el contacto con su fuente infinita del Universo.