Redacción Central/Bolinfo / Tarija.
(elPeriódico-Agosto-17-08-2020) Brezó, dejó hace muchos años su Cuba natal, los vientos de la vida lo trajeron a un rinconcito en el corazón de Sud America que terminaría enamorándolo para siempre, tanto… que se quedó en Tarija hasta la eternidad.
Juan Carlos era un persona sencilla, noble, amable, de valores firmes y convicciones férreas. Su voz tranquila mostraba lo que llevaba por dentro, una paz que se transmitía fácilmente y una alegría contagiosa de por sí. Su inconfundible acento, de hecho ayudaba a encontrarlo, a identificarlo.
Dejó las blancas arenas del Caribe y apostó por este valle en el que sembró mucho amor y cariño, se apegó a los jóvenes enseñándoles y guiándolos desde las aulas. Juan Carlos estuvo muy ligado a la enseñanza de futuros bachilleres y profesionales, así como a la formación superior en altos niveles. Fue un hombre trabajador y comprometido que se fue abriendo paso por su capacidad y empeño, aún siendo extranjero, a tal punto que los tarijeños lo asumieron como uno más… y es que eso hacía siempre Brezó… sumaba… se sumaba al esfuerzo, al reto, al desafío y armaba equipos e incentivaba a quien estaba cerca de él. Se sumó al sentimiento de todos, amando Tarija y lo que significa.
Este lunes, 17 de agosto, Juan Carlos se convirtió en una víctima más de esta pandemia que se está llevando a nuestra mejor gente, luchó por semanas y no pudo ganarle al coronavirus. Brezó deja un vacío inmenso, que se hará gigante cuando se pueda volver a clases, cuando no resuene su voz y el eco no vuelva al abrir un libro o al explicar una operación matemática. Su pérdida deja una desazón terrible en sus seres queridos y amigos, por no entender porqué la enfermedad lo eligió a él también.
Es un lunes triste de agosto, un lunes de invierno en el que una muy buena persona voló a lo más alto, dejando una huella profunda e imborrable en quienes lo conocieron y se formaron gracias a él.