///
Excelentísima señora Presidente, le escribe desde Tarija, allá en los confines de este país, una ciudadana orgullosa de tener a una mujer a la cabeza del gobierno nacional. Y no cualquier mujer, sino aquella que supo ganar a riesgo de su vida, el respeto a su investidura y respaldo de las agrupaciones sociales, de las fuerzas armadas, de los partidos y plataformas políticas, y sobre todo de la ciudadanía de a pie, porque en aquellos días aciagos de octubre, demostró valentía, gran convicción, respeto por la ley y entrega personal, que de hecho cautivó la mirada de la juventud que no había visto en la práctica política de los últimos 14 años estos valores, pero que los reconoció de inmediato y los defendió a su lado.
Junto con la designación presidencial, usted recibió señora Presidente, un mandato claro: gobernar nuestro país durante la transición hasta la realización de las elecciones presidenciales, garantizando que las mismas se efectúen en el marco de legalidad necesario para superar el funesto y vergonzoso fraude electoral del MAS. En consecuencia, a usted señora Presidente, todos los ciudadanos de pleno acuerdo, le confiamos nuestro valor más preciado: le encomendamos que custodie y preserve la democracia para la presente y futuras generaciones de Bolivia.
A tres meses del descalabro económico que le significó al país la lucha por los valores democráticos, cuando estábamos empezando a recuperarnos del golpe en la economía nacional ocasionado por los conflictos sociales, llegó la pandemia del corona virus, mostrando crudamente las tremendas carencias de nuestro sistema sanitario y de protección a los sectores más débiles de la sociedad, que por el impacto que genera, además de afectar gravemente la salud de los ciudadanos, implica un mayor derrumbe económico, la agudización de las desigualdades sociales y la disminución de los ingresos nacionales, situación que exige una atención responsable, inmediata, oportuna y eficiente a la crisis de parte de su gobierno.
Para completar el paisaje, está instalándose en el país un ambiente de caos y descontrol, que crece impulsado por sectores afines al anterior gobierno, que representa un riesgo evidente, tanto a la seguridad interior del país, como a la de las instituciones que están desplegando la lucha contra el virus. Esto sucede en momentos en que las denuncias por corrupción surgen por doquier, restando credibilidad a su gobierno y debilitando los pilares sobre los cuales usted señora Presidente recibió el mandato.
En este contexto, considero respetuosamente, que la Presidente y los valores que subrayaron su compromiso inicial, están siendo desplazados por los objetivos de la candidata en campaña, en momentos en que al país le urge una respuesta seria, eficiente y a la altura de la complejidad del escenario actual. Los ciudadanos necesitamos respuestas válidas en temas de salud, por supuesto, pero también en planes urgentes de salvataje económico, en seguridad alimentaria, en estabilidad laboral, de rescate a las pequeñas y medianas empresas, de seguridad ciudadana, de protección social, de rescate escolar y muchos otros. Sin embargo vemos que la debida atención a estas prioridades, se está desplazando sin ningún pudor hacia el show mediático de muchos de sus ministros y que las promesas a futuro de “acciones firmes y mano dura” por parte de la máxima autoridad no son suficientes, porque las facturas, económicas, en vidas perdidas, en empresas quebradas, en daños sociales y costos de corrupción, las estamos pagando todos los bolivianos.
Lamento tener que decirle, por si no se ha dado cuenta, que Bolivia necesita un gobierno firme y transparente en tiempo presente, no en un posible futuro, al que no llegaremos si seguimos a los tumbos en medio de una competencia electoral que encandila y distrae, por decir lo menos, a las actuales autoridades de las urgentes tareas que la dura situación demanda.
Señora Presidente, Bolivia necesita hoy y sin excusas, una gobernante que gobierne, una gobernante presente, con el respeto que merecemos las instituciones y los ciudadanos bolivianos, en momentos de profunda crisis nacional, en los que no estamos para ser zarandeados en juegos electorales, poses demagógicas y gastos descontrolados por parte de quienes son esencialmente servidores públicos. Es tiempo de volver a los verdaderos orígenes de su investidura y reflexionar sobre el rol histórico que le toca y que todos esperamos que asuma en salvaguarda de la democracia, la salud pública, la seguridad nacional y las instituciones del estado.
Lic. Lorena Terzo