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De acuerdo con el conocimiento actual, la pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo en Mesina. Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas. En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió. En el territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra. Hamburgo, Colonia y Bremen fueron las ciudades en donde una mayor proporción de la población murió. No obstante, el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor.

Las consecuencias sociales de la muerte negra llegaron muy lejos; rápidamente se acusó a los judíos como los causantes de la epidemia por medio de la intoxicación y el envenenamiento de pozos. En consecuencia, en muchos lugares de Europa se iniciaron pogromos judíos y una extinción local de comunidades judías. Aun cuando líderes espirituales o seculares trataron de impedir esta situación, la falta de autoridad debido a la agitación social, que a su vez era consecuencia de la gravedad de la epidemia, generalmente no les permitía a aquellos tener éxito.

Griegos y romanos relataron infinidad de pestilencias, algunas de gran mortalidad y/o morbilidad, como la que debió asolar el norte de África hacia 125 a.C. ; pero eran epidemias muy localizadas en una ciudad o región concreta. La Peste Negra fue un mal que atacó el norte de África, Asia, Oriente Medio y Europa, excepto Islandia y Finlandia, con una mortalidad no alcanzada después por las más graves epidemias como la viruela, diezmadora en América, o la Gripe española.

FIEBRE AMARILLA
Esta es una de las epidemias más destructivas de la historia. También conocida como plaga americana, es una infección provocada por el virus de la fiebre amarilla. Una de las ciudades que sufrió las peores consecuencias de esta epidemia fue Filadelfia (Estados Unidos), entre los meses de agosto y noviembre de 1793.

Fumigaciones realizadas
contra la enfermedad (siglo xix)

Las ciudades aledañas como Nueva York o Baltimore pusieron en cuarentena las mercancías procedentes de allí. Se estima que unas 5.000 personas perdieron la vida a finales de septiembre y que más de 20.000 dejaron la ciudad. La fiebre amarilla o vómito negro, también llamada plaga americana es una enfermedad infecciosa zoonótica viral aguda causada por el virus de la fiebre amarilla transmitida por mosquitos de los géneros Aedes y Haemagogus.
El término «amarilla» alude a la ictericia que presentan algunos pacientes. Los síntomas de la fiebre amarilla son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio. El virus es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y Sudamérica

La fiebre amarilla ha sido causa de epidemias devastadoras en el pasado. Probablemente fue transmitida por primera vez a los humanos por otros primates en África oriental o central. De allí se propagó a África occidental y en los siglos XVI o XVII saltó a América debido al tráfico de esclavos. Como la enfermedad era endémica en África, las poblaciones de ese continente habían desarrollado cierta inmunidad a ella y solo les provocaban síntomas similares a los de la gripe. Por el contrario, cuando la epidemia golpeaba a colonos europeos en África o en América la mayoría moría.

La primera epidemia confirmada de fiebre amarilla en América fue la de 1647 en Barbados. En el Caribe esta enfermedad tuvo consecuencias geopolíticas importantes, ya que diezmó muchos ejércitos enviados desde Europa. Así, gran parte del triunfo de la Revolución Haitiana de 1802 se debió a que más de la mitad de las tropas francesas murió a causa de la enfermedad. Se produjeron también epidemias en otras regiones, como en Norteamérica, Filadelfia en 1793 y Europa, por ejemplo Barcelona en 1821. Casi siempre afectaban a zonas urbanas con alta densidad de población, debido al corto radio de acción del mosquito Aedes Aegypti.

La transmisión de la fiebre amarilla fue un misterio para la ciencia durante siglos hasta que en 1881 el cubano Carlos Finlay descubrió el papel del mosquito Aedes. En 1901 la enfermedad fue erradicada de La Habana y en pocos años se volvió rara en el Caribe. Sin embargo, hoy las poblaciones no vacunadas en muchas naciones en desarrollo del África y Sudamérica continúan en gran riesgo. La Organización Mundial de la Salud estima que la fiebre amarilla afecta a unas 200.000 personas cada año y mata a 30.000 de ellas, en poblaciones no vacunadas.