Por: Mauricio Rocabado Rocabado
Economista
Desde hace varios fines de semana, un medio televisivo de alcance nacional viene realizando interesantes entrevistas a diferentes candidatos a la presidencia del Estado. Recientemente el Senador y candidato Oscar Ortiz hizo referencia a su propuesta de gobierno de reducir impuestos y particularmente eliminar el Impuesto a las Transferencias Financieras (ITF) y el Impuesto a las Transacciones (IT).
En primera instancia, se debe aclarar que el ITF es una herramienta en sí, que permitió y permite eficientemente la bolivianización de la economía para operativizar las actividades comerciales con nuestra moneda, recuperando la confianza y facilitando transacciones cotidianas sin perdidas por comprar y vender dólares, práctica que la gente acostumbra cuando existen elevados índices de inflación e inestabilidad económica, como sucede en Argentina. No obstante, no es el caso de la economía boliviana, ya que los precios de los bienes y servicios no son inciertos de un día para el otro. ¿Qué se pretende entonces? ¿Dolarizar la economía? ¿Generar incertidumbre?.
Respecto al IT, éste genera importantes montos por recaudación que son coparticipados con los municipios y universidades públicas que se utilizan para invertir en los mismos. En ese sentido, ¿Cuál es la alternativa de recursos que propone el Senador para que lo anterior no represente solamente un sacrificio sino un beneficio para la sociedad en su conjunto? Aún esperamos la respuesta que no supo dar durante la transmisión en directo.
Otra de las propuestas que expuso Ortiz, hace referencia a la eliminación de impuestos a las exportaciones. Es intrigante esta premisa, ya que dichos impuestos no existen, justamente para fomentar la actividad exportadora nacional. Posiblemente existan confusiones con otros fenómenos económicos que se han presentado en el país, quizás el distinguido lector recuerde que se establecieron cupos de exportación de azúcar el año 2011, cuya finalidad fue el abastecimiento del mercado interno, sin embargo, cuando el mercado de azúcar estuvo a la baja, los productores nacionales tenían asegurada la demanda interna y no se vieron perjudicados con una sobreproducción, hoy por hoy no sólo producen azúcar y alcohol sino también etanol para uso vehicular, por tanto el abastecer al mercado interno no implica gravar con impuestos al exportador.
Por otra parte, el Senador sugirió subsidiar la exploración petrolera, quizás muchos no lo sepan, pero Bolivia no es un país con importantes reservas de petróleo y eso no es un capricho de las autoridades de turno, sino que Bolivia es por potencialidad, un país gasífero y las reservas de petróleo con las que contamos son de un producto liviano que nos permite producir gasolina para abastecimiento del mercado interno pero no así diésel oíl, ya que este último se refina a partir de petróleo con otras características del que tenemos.
El optimismo del Senador ha cruzado las líneas del buen juicio, ofreciendo reducir impuestos sin una evaluación previa, eliminar impuestos “inexistentes” e intensificar la exploración petrolera en un país gasífero.
Vamos Senador, usted quiere ganar la simpatía de la gente y lo entendemos, pero necesita fundamentos sólidos además de una sonrisa para la foto.