AGENCIAS
La noche de La Plata parecía estar adornada con las luces europeas de un Daniele De Rossi que no sólo debutó con la camiseta de Boca, sino que hasta se dio el lujo de hacer un gol, para pintar un cuadro ideal. Sin embargo, el glamour en el estadio Único finalmente lo aportó Christian Limousin, el arquero de Almagro que fue clave en los 90 minutos y héroe en la tanda de penales, con dos remates atajados para asegurar el batacazo del Tricolor, que eliminó al Xeneize de la Copa Argentina y se metió en octavos de final.
Para Limu, que a los 27 años lleva una larga trayectoria en el Ascenso, la alegría también tuvo sabor a revancha personal. El bonaerense realizó todo su trayecto formativo en las Divisiones Inferiores del Xeneize, desde Infantiles hasta la Cuarta División, pero luego de una década en el club, en 2010 lo dejaron libre: su 1,82 metros de altura no eran suficientes para un arquero.
A pesar de la decisión de Boca, Limousin no bajó los brazos. Con el pase en su poder, llegó a Ferro para continuar con su sueño de profesional. En el club de Caballito fue suplente de Nereo Champagne, tuvo la chance de debutar a los 19 años y recién consiguió continuidad a principios de 2015. Consolidado en el Verdolaga, se convirtió en una pieza importante del equipo que estuvo cerca de lograr el ascenso a Primera luego de 16 años, pero a mediados de 2016 se fue del club luego de haber perdido el puesto.
Así, el arquero llegó a Almagro, donde nuevamente mostró un buen nivel durante dos temporadas y fue tentado por Gimnasia de Jujuy, que lo contrató a mediados de 2018 con el objetivo de pelear por el ascenso a Primera. Sin embargo, nada salió bien para el jugador en el Lobo jujeño: tras disputar apenas cuatro partidos durante el primer semestre, el entrenador Carlos Morales Santos decidió apartarlo del plantel y rescindió su contrato. Así, los caminos del fútbol lo llevaron por primera vez al exterior: a principios de 2019 firmó con Técnico Universitario de Ecuador, pero allí tampoco logró continuidad y se fue luego de apenas seis meses y cinco encuentros jugados.
Nuevamente en libertad, Limu decidió regresar a Almagro para recuperar su mejor nivel. Y en su primer partido tras el regreso, se lució contra Boca. Y, encima, lo hizo desgarrado: a diez minutos del final del partido, el arquero se lesionó cuando tapó un remate de Mauro Zárate, pero no quiso ser reemplazado y aguantó hasta los penales. Valió la pena.