Noticias El Periódico Tarija

Duro reto el que tiene enfrente el movimiento cívico tarijeño… renovar la directiva del comité pro intereses, órgano que no pasa por su mejor momento y va desapareciendo lentamente absorbido por la vorágine política.

El poder de convocatoria del comité cívico es casi nulo, la credibilidad de sus miembros está por el suelo y hasta ahora no se han planteado caminos para reflotarlo, sacándolo del hueco en el que se encuentra. Cada vez es más difícil que se levante y eso tiene mucho que ver con el horizonte que sus miembros le fijan, de hecho el cometer errores consecutivos arrastra consecuencias, la más grave es la carencia total de llegaba al pueblo, el mismo que en algún momento representó su fuerza más grande.

La crisis cívica se ve plasmada en la calidad de sus dirigentes, en caída libre desde hace años atrás. Marcados y rayados por utilizar el comité como un trampolín a escenarios más lucrativos, por supuesto hablamos de la política y el poder. Somos muy pesimistas sobre el futuro del movimiento cívico, más si la intromisión sectaria, de grupos y ciertos esquemas, lo ponen como un espacio a ganar para copar lo más posible la institucionalidad tarijeña. Internamente también se resquebraja, sectores poderosos comienzan a poner condiciones para participar o para no abandonar, el transporte midió fuerzas hace poco con la actual dirigencia, que no tuvo más remedio que recular en un paro ya anunciado, ante la distancia construida por los transportistas. 

La debacle cívica puede verse confirmada por quienes aparezcan como posibles miembros de la próxima directiva y sobretodo, por quien sea el nuevo presidente. Los quieren “manejar” el comité cívico, deberán tener en cuenta que si no miden y controlan sus impulsos, pueden ser quienes se conviertan en sus sepultureros.