JOAQUÍN JORDÁN AZURDUY
Siendo un referente en el plantel atigrado, Diego Wayar se tiene que integrar el 2 de enero a las prácticas con miras a lo que será el torneo de la división profesional y la Copa Libertadores.
Tenía 17 años cuando llegó a The Strongest sin ninguna experiencia profesional. Fue en 2012, era un “cachorro”. Hoy, con 24 abriles y en su octava temporada en el equipo ya es un Tigre consolidado.
Diego Wayar persistió, creció en lo futbolístico y es un referente stronguista, aunque de bajo perfil, con casi 200 batallas con esa camiseta.
El tarijeño es un hombre vital en la medular stronguista, tanto en la contención, como en la salida. Con mayor experiencia, oficio y jerarquía. Además, buen trato de balón, infatigable recuperador y con visión de juego; encima le pega bien a la pelota.
Incluso su constitución delgada y no tener una talla alta nunca fueron desventaja, porque asegura que ya aprendió a pararse mejor. “Jugando la Liga logré ritmo, confianza y con los partidos internacionales obtuve mayor seguridad. Es muy distinto estar en un partido del nivel de Copa o Eliminatoria”, explica. “Cada vez me voy ubicando de mejor manera, trato de aplicar todo lo aprendido y crecer lo más que puedo, sin ningún límite”.
Además, es uno de los dos más antiguos de la plantilla aurinegra. Y es que luego de Daniel Vaca, el ‘decano’ del actual grupo y quien llegó al club en 2011, precisamente Diego Wayar, quien entonces hacía sus primeras armas el 2012.
“Desde que llegué son muy pocos los que quedaron. Están Daniel (Vaca), de quienes aprendo. Estoy contento por estar ya un buen tiempo en el club, porque todo fue crecimiento en diferentes aspectos”.
Wayar no es de los que busca aparecer. “La verdad es que no me siento referente, ni nada, para eso se debe hacer mucha carrera y no estoy ni en la mitad de lo que hicieron muchos jugadores stronguistas. Sigo aprendiendo y, si Dios quiere, en algún momento ojalá pueda imitar a mis compañeros y comenzar a ser líder y guiar a los más jóvenes como lo hicieron conmigo”.
El aún joven mediocampista rescata diversas enseñanzas de los varios entrenadores y jugadores que tuvo de compañeros. “Me siento un bendecido por las muchas cosas vividas y sé que vendrán más. Me dicen que siga los pasos de Chumita (Alejandro), espero que sea así. Yo lo admiro, vi como creció y ahora está en México, espero seguirlo porque lo vi como guía”.
Recuerda que fue un privilegiado al bautizarse en el tricampeón, aunque él solo estuvo en dos títulos de esos tres muy recordados. Desde entonces los nervios fueron desapareciendo, ahora se consolida en la selección siendo el capitán esperando seguir creciendo.