BUENOS AIRES, 3 DIC
«Algún día vamos a recordar esto como una vergüenza total», graficó Marcelo Gallardo, DT de River, la decisión de la Conmebol de trasladar la final a Madrid tras los graves incidentes que provocaron la suspensión en el Monumental.
«Jugar la Copa Libertadores a 10 mil kilómetros. Le robaron al hincha de River. Pero no es un tema de camisetas, mañana pueden ser otros», siguió Gallardo, que pidió «enfocarse» en la final para no profundizar sus críticas.
Pero la responsabilidad de River pareció ser apuntada este lunes nada menos que por el presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien dijo que, más grave que el ataque con piedras al autobús de Boca, fueron los insultos y escupidas que sufrió en el Monumental hasta el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. «Lo del ingreso a la confitería de River con las autoridades internacionales es mucho más grave que lo que pasó en la calle.
Influyó mucho más eso en la decisión para sacarnos la final que las piedras», dijo Macri, expresidente de Boca. «Tenemos que hacer una profunda reflexión sobre el fútbol. No puede volver a pasar que autoridades internacionales nos digan que no se puede jugar en nuestro país», añadió el presidente, que destacó una ley antiviolencia enviada al Congreso. «Ni quiero yo ni ustedes vivir en una ciudad militarizada.
Andar con miedo es lo peor que le puede pasar a una sociedad. La mayoría somos gente normal que no escupimos ni tiramos piedras», completó Macri.
River agotaba hoy los 5000 boletos que le concedió la Conmebol para el Bernabéu, en medio de renovados coros contra la entidad que preside el paraguayo Alejandro Domínguez, contra el presidente Macri y también contra la barra brava del club.
Los coros se escucharon el domingo durante casi todo el partido que River, con una formación B, venció 3-1 a Gimnasia y Esgrima La Plata, en un Monumental vestido con carteles críticos contra la Conmebol, desalojados por autoridades.
River, que protestó duramente la pérdida de su localía y sigue atribuyendo la responsabilidad del ataque al autobús de Boca a gruesas fallas del operativo policial, encontró en Gallardo a su vocero más genuino.
«Si digo todo lo que siento… Prefiero enfocarme en esta semana que se viene, en preparar el equipo. ¿Para qué voy a demostrar toda mi indignación? Es la misma que tienen todos los hinchas de River, los genuinos hinchas de River, a quienes le quitaron jugar en su estadio y en las mismas condiciones que nosotros jugamos en la Boca», protestó el DT.
Boca y River igualaron 2-2 la final de ida, sin incidentes, y Boca reclamó a la Conmebol los puntos de la revancha y el título de la Libertadores por el ataque al autobús, aunque sin éxito, pues se resolvió que la final «se dirima en la cancha». «Lo único sincero que va a tener este partido es que se va a definir en una cancha», dijo Gallardo, que no podrá salir al campo, pues también él tiene una sanción previa de la Conmebol.
Además de insultos a Macri y a la Conmebol, los hinchas de River apuntaron contra la violencia de la barra «Los Borrachos del tablón»: «¡Que se vayan todos, que no quede uno solo!», gritaron durante el partido.
Conmebol, la estafa más grande de la historia del fútbol» y «Conmebol, nuestra pasión es su negocio», decían carteles.
River privilegió en su venta de boletos (Boca también tiene 5000 para sus hinchas) a los hinchas (eran 60.000) que tenían ticket en el Monumental y reintegrará al resto el importe gastado para el partido que debió jugarse el 24 pasado. Autoridades de seguridad de Argentina coordinaron con las de España para que no puedan ingresar al Bernabéu ninguno de los barras incluidos en listas con prohibición de ir al estadio, como Rafael Di Zeo, líder de La 12, la barra de Boca.