Noticias El Periódico Tarija

En una urbe como la nuestra, de un tráfico infernal, convulsionado, desordenado por donde se mire, tenemos que soportar el «aporte» de las motocicletas, de las miles que hay, que de manera suicida, las muchas, transitan por calles y avenidas sin respetar las más básicas normas de conducción. Zigzaguean por todo lado, entre vehículos de todo tamaño, se suben a las aceras, sobrepasan con igual confianza por la derecha como por la izquierda, la mayoría de sus tripulantes no llevan ni la más mínima protección, «casco» es una palabra que varios desconocen, que no está en su vocabulario así como «prudencia y responsabilidad». Es muy cierto que quienes las conducen en su mayoría son jovenzuelos que muy probablemente ni siquiera tienen licencia para hacerlo, otras tantas motitos van con el escape libre, ocasionando un ruido insoportable que de hecho implica contaminación auditiva… muchas son vehículos humeantes que ensucian el medio ambiente y demuestran qué tan poco significa la ciudad para sus propietarios. Hay varias que simplemente «vuelan», no tienen límites de velocidad o por lo menos no les importa… pero el colmo de los colmos lo constituyen aquellas que no cuentan con un farol, con un foco, con una luz, ni siquiera de posicionamiento.

Parece que quienes les hacen quitar el farol frontal, lo hacen para que su «poderosa moto» se parezca a las de motocross, tal vez quieren sentir esa sensación sin darse cuenta que, en su ignorancia, estas máquinas de competición circulan en rutas o circuitos habilitados para tal efecto, para carreras deportivas. Parece que estos improvisados conductores quieren sentir lo mismo en las calles de la ciudad, descuidando normas de seguridad que están establecidas, no sólo para ellos, sino también para el resto… nosotros. El mayor peligro, claro está, se presenta en las noches, más cuando quieren hacer alguna maniobra extraña, como pasar por la derecha o cruzar una intersección, los ignorantes que se arriesgan y nos ponen en riesgo, no saben que las luces que su motocicleta trae de fábrica no sólo están ahí para que ellos puedan ver en la oscuridad sino también para que los vean, da la impresión que no imaginan el peligro que corren y como exponen también a quienes llevan consigo, muchas veces familiares muy cercanos.

Se debe hacer cumplir la ley y ejecutar controles que frenen esta locura que es de conocimiento de la policía, así como otras varias irregularidades.