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Redacción Central/Bolinfo/Tarija
(elPeriódico-agosto 23/2018) El vino tannat fue consolidado como insignia de Bolivia por encima de otros países de gran tradición vinera que produce con esta uva, según destacó el periódico estadounidense Washington Post.
A diferencia de los vinos tannat de Uruguay, que tienden hacia lo rústico, “estos son vibrantes y pulidos, con una complejidad impresionante”, afirma el prestigioso matutino norteamericano, Washington Post, en una nota publicada este mes.
Y no solo eso, David MacIntyre, colaborador de este periódico, califica al Tannat Aranjuez como “excepcional”.
La precepción del Washington Post viene a confirmar lo que numerosas personalidades del vino a nivel mundial ya lo venían diciendo y evidencia por qué los vinos tannat bolivianos han obtenido tantos y tan prestigiosos premios internacionales.
Hace ya un tiempo atrás, Philippo Pszczólkowski, uno de los enólogos más prestigiosos de Chile, afirmaba que los vinos tannat de Aranjuez eran los mejores de Bolivia y que tenían una “increíble potencialidad” dentro de la vinicultura mundial, potencialidad que con el tiempo se fue confirmando.
La primera gran sorpresa a nivel internacional la dio Juan Cruz de Aranjuez, un gran reserva 100% tannat, que obtuvo en Uruguay, la tierra de esta variedad, la primera gran medalla de oro para Bolivia en el concurso “Tannat al Mundo 2013”.
Este sería apenas el inicio de una gran cantidad de reconocimientos que los vinos tannat de Aranjuez lograrían en diversos lugares del mundo y que continúan haciéndolo.
Es tan significativo el éxito logrado por estos vinos en el mundo de la viticultura, que el uruguayo Fernando Petennuzzo, uno de los máximos expertos en tannat a nivel mundial, afirma que los premios internacionales conseguidos por Aranjuez, muestran que el “tannat ha encontrado un nuevo lugar en el mundo”.
Coincidiendo con Pszczólkowski y Petennuzzo, el somelier norteamericano Derek Amstrong, es contundente en señalar que: “Aranjuez (…) ha mostrado que el tannat puede permitir un futuro brillante para el vino boliviano”.
David MacIntyre del Washington Post, sostiene que “Aranjuez logra agregar sofisticación y garbo (al tannat). Los viñedos están a una altitud de 2.000 metros, o alrededor de 6.600 pies, donde la intensa luz del sol se combina con temperaturas frescas para madurar la fruta y preservar la acidez y la frescura”.
Refiriéndose también a la altura en la que se encuentran los viñedos de Aranjuez, Tealye Long, socia de Chuflay Imports, afirma: «Dicen que Bolivia comienza a hacer vino donde el resto del mundo se detiene», como una forma de destacar las características de los vinos de altura bolivianos.
En tanto que Philippo Pszczólkowski, al catar Juan Cruz y Aranjuez Tannat, concluye que son vinos con un cuerpo notable, de gran estructura, con taninos redondos, de magnífico color y de una larga persistencia en boca.
Apreciaciones con las que concuerda Giorgio Nicolinni, de la Academia Italiana de la Vid y el Vino, que agrega que tienen un “aroma intenso y son muy equilibrados en toda su estructura”.
En la misma línea, Florent Michel, catador y periodista francés, señala que son “vinos muy abiertos, muy aromáticos, muy intensos y muy generosos en color, textura, aroma y persistencia en boca”, afirmando que las condiciones del “terruño” tarijeño los hace distintos a otros vinos tannat del mundo. (eP).
elApunte
Una cepa que llega en 1999
Corría el año 1999 cuando llegan desde Francia las primeras vides de tannat a Tarija, las que plantan en el Lote 40 de la finca Origen de la bodega Aranjuez en la localidad de Santa Ana. Desde su arribo a estas tierras, la tannat se adapta rápidamente a las características del terruño tarijeño, convirtiéndose en pocos años, en la materia prima para los mejores vinos del país.
Este hallazgo, hace que Aranjuez, una de las bodegas más antiguas de Bolivia, decida convertirse en una especialista en vinos tannat. De tal manera que, aunque produce vinos con otras cepas, su experiencia y dedicación en la tannat hace que a la fecha pueda ofrecer más de cuatro vinos con personalidad propia, hechos con esta emblemática cepa, orgullo boliviano.