Llegó el día de la tan anunciada audiencia pública para ver qué sucede con el proyecto de la planta de tratamiento de aguas residuales, lamentable ausencia del ministro de medio ambiente, del gobernador del departamento y del alcalde de la ciudad de Tarija, su presencia era importante, esperada por todos. Un evento que congregó a vecinos de diferentes zonas, sobre todo de San Luis y San Blas, con denuncias de que no se dejaba hablar a algunos y si a otros, que había quienes querían boicotear la audiencia… lo cierto es que se llevó adelante pero poco sucedió porque no se sabe en realidad en que punto estamos ya que se esperaba que los que intervienen mostrarán más sobre lo supuestamente avanzado, no sucedió así.
En este encuentro se habría evidenciado que la gobernación ni el municipio cuentan con un estudio que permita encarar seriamente el proyecto, tampoco se habría presupuestado para este 2017 ni para el 2018, sólo la gobernación dejó un monto de dinero para la discutida y polémica planta de San Blas y para la mitigación de olores en las lagunas de oxidación en San Luis… pero nada más, el gobierno reiteró las observaciones a la documentación que le fue enviando la gobernación y ratificó que dispone de Bs. 3 millones para el estudio a diseño final, mientras las instituciones tarijeñas insisten en una licitación llave en mano.
Persiste un problema mayúsculo que es la falta de socialización del proyecto así como la definición del lugar mismo del emplazamiento, ya que los habitantes del área de influencia rechazan tajantemente que la planta se construya cerca de sus viviendas, de hecho la falta de información tiene mucho que ver en esta posición. A ese pequeño gran detalle se suma que aún no se determina qué tecnología se usará. Un elemento a tomar en cuenta es la propuesta del alcalde de Uriondo, Álvaro Ruiz, de que la planta se haga en las comunidades de Ancón chico y grande, ante la negativa en la provincia Cercado… habrá que considerar.
Se abrió un nuevo término de tiempo hasta el 31 de octubre, una vez asignadas ciertas tareas a cada quien y será otra vez la asamblea departamental la que convoque. En resumen, seguimos en punto cero, hablando distintos idiomas y con autoridades que parecen no muy interesadas en ponerse de acuerdo a pesar de que el beneficio y la necesidad es grande y para todos.