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A unas horas del nuevo terremoto que golpeó a México, la esperanza se concentra en uno de los lugares que se convirtió en símbolo de la tragedia, el Colegio Enrique Rebsamé, desde donde niños y maestros estuvieron mandando en el transcurso de la noche mensajes de texto desde los escombros

Elementos de la Marina, el Ejército, expertos en rescate y voluntarios levantan escombros para rescatar a quienes aún están atrapados. El operativo se refuerza instante a instante, con la llegada de más rescatistas.

Toda la noche hemos estado aquí, y pues nada más se oyen los aplausos cuando sacan a un niño

Para los vecinos de la colonia Oriental, Coapa, al sur de la capital, la noche fue larga, porque los trabajos y el rescate de niños y adultos no ha cesado.

«Toda la noche hemos estado aquí, y pues nada más se oyen los aplausos cuando sacan un niño», dijo Emilio Fernández, uno de los vecinos.

Las ruinas del Colegio Rebsamé, desde un drone (Cortesía Paul Contreras)

Las ruinas del Colegio Rebsamé, desde un drone (Cortesía Paul Contreras)

Héctor Méndez Rosales, líder del grupo de rescatistas conocido como Los Topos, expertos en rescates, recalcó que «están trabajando muy bien las autoridades, la Marina, el Ejército; traen muy buen equipo».

Los rescatistas y las autoridades en el lugar son muy cuidadosas con la información que dan a los medios de comunicación «por respeto» a los papás de los niños que faltan por rescatar.

Rescatistas y voluntarios trabajan en las tareas de rescate en el Colegio Enrique Rébsamen este  martes 19 de septiembre de 2017, en la Ciudad de México (México) (EFE)

Rescatistas y voluntarios trabajan en las tareas de rescate en el Colegio Enrique Rébsamen este  martes 19 de septiembre de 2017, en la Ciudad de México (México) (EFE)

La zona del colegio fue acordonada por las autoridades para evitar el paso de gente que entorpezca el rescate.

La salida de personas con escombros que cargan en botes es constante, también se ha pedido el apoyo de psicólogos y personal médico.

«Queremos que haya la menor [cantidad de] gente posible para que puedan entrar o salir los que traen los perros. Siguen llegando soldados porque sí hay mucho que hacer», comenta uno de los rescatistas.

Cada determinado tiempo sale una persona a gritar por los alrededores los materiales que necesitan para seguir con el rescate, como cascos y lámparas. De aquí también salen voluntarios hacia otras zonas devastadas donde se necesita ayuda.

«Ayer vimos cómo iban llegando los papás, pero ya hoy no los hemos visto llegar. A los niños luego se los llevan al hospital», expresó otra de las vecinas.

Comida, agua y café no faltan. La solidaridad ha hecho que la comida ni deje de llegar al lugar.