Noticias El Periódico Tarija

 

En el año 1730 tres jesuitas escogidos entre los más fervorosos que residían en las reducciones del Paraguay,  llegaron a Tarija, con la difícil misión de conquistar a los originarios Chiriguanos. Ellos fueron los Padres Julián de Lizardi, José Pons e Ignacio Chome”.  Estos religiosos, exploraron  gran parte de la nación Chiriguana, con peligro inminente de sus vidas y con mil  privaciones.  La conquista de las poblaciones originarias del Chaco Gualamba, fue encomendada  exclusivamente a los jesuitas, por disposición del Virrey de Lima emitida en  fecha 7 de mayo de 1731. 

El santo misionero Julián Lizardi luego de un martirio fue sacrificado por los originarios chiriguanos con treinta y dos flechas que se hincaron en su cuerpo. Sus restos recuperados por el P. José Pons fueron traídos a la Villa de Tarija y enterrados en la Iglesia Matriz, actual Iglesia Catedral. El P. General Francisco de Borja, en respuesta a la petición del Rey Felipe II, en octubre de 1566 aceptó enviar jesuitas al Virreinato del Perú. La fundación de la primera casa, el Colegio San Pablo de Lima, se efectuó en 1568.

En 1565, cambió la actitud de la monarquía española hacia la orden jesuita y en 1566 el Consejo de Indias los incluyó en la nómina de las órdenes autorizadas a desempeñar su labor pastoral en las Indias, aunque limitada a América del Sur. Desde Lima, los jesuitas se expandieron por Chile,  Bolivia, Argentina y Paraguay. Su preparación, especialmente en el estudio de las lenguas indígenas les facilitó el desarrollo de su labor misionera en todo el continente. Alcanzó su máximo esplendor en sus famosas reducciones, también conocidas como misiones.  En 1572, cuatro años después de la llegada de los jesuitas a Lima, Juan de Ribas, residente en La Paz, ofreció al Provincial, P. Jerónimo Ruíz de Portillo, una renta anual para la fundación de un colegio de españoles en esa ciudad, situada entre Lima, capital del Virreinato del Perú, y Chuquisaca (o La Plata, hoy Sucre), sede de la Audiencia de Charcas y del Obispado de La Plata.

La Compañía de Jesús, conocidos como jesuitas, es una orden religiosa de la Iglesia católica fundada en agosto de 1534 por Ignacio de Loyola. Su labor no solo se concentró a la evangelización de los indígenas y fue la educación de indios como de criollos un elemento importante de su cometido. De ahí que colegios y universidades estuvieran vinculadas a sus conventos en las principales ciudades. En el colegio jesuita de Lima, funcionó la primera imprenta. La Universidad de Chuquisaca fue creación jesuita. En el año 1623, el “Colegio Azul” fue transformado con goce de preeminencias y prerrogativas e inmunidades de los colegios reales para que pueda dar grados de Bachiller, Licenciado, Maestro y Doctor en Artes, Teología, Cánones y Leyes, con valor en cualquier universidad.  El 27 de marzo de 1624, el mismo Virrey Príncipe de Esquilache, le reconoce el rango de Universidad Real y Pontificia con el nombre de “San Francisco Xavier”.  Tras la expulsión de los jesuitas en 1776 se creó la “Academia Carolina” para la práctica forense de los egresados de la universidad. Esta institución dio nueva vida a la institución que en 1780 alcanzó el rango de la Universidad de Salamanca de España. Sin embargo no fue sino hasta 1798 que el gobierno español  la reconoció como institución oficial Real y Pontificia con todos los privilegios de la Universidad de Salamanca.   La audiencia de Charcas, territorio dos veces más grande que la actual Bolivia, era sede de la Academia Carolina instituida en 1776, cuyo objetivo era el de formar abogados.

 

Los jesuitas llamados para la conversión de los chiriguanos  en el territorio de la Audiencia de Charcas, Santa Cruz, Tarija y Tucumán

Juan Díaz de Solís descubrió en 1515 un río al que llamó «Mar Dulce». Ese río, cuyo nombre en guaraní era Paraguazú, fue después conocido con el nombre de Río de la Plata, debido a los collares y brazaletes de plata que tenían los indios de esa región, los cuales informaron a los españoles que esa plata provenía del norte.

Sacerdotes jesuitas en su labor misional en el Chaco.

En 1536 Juan de Ayolas fundó la ciudad de Asunción como base de entradas hacia el norte, a la que los españoles llamaron «Sierra de la Plata”, la antigua y original Villa Imperial de Potosí. En la mente de los españoles se juntaron las leyendas de El Dorado y del Gran Paytiti. En 1585 el gobernador de Santa Cruz de la Sierra, Lorenzo Suárez de Figueroa llamó a los jesuitas con el principal objeto de que se dediquen a la conversión de los chiriguanos, originarios de la familia guaraní, famosos por su belicosidad y sus continuos ataques a las poblaciones de españoles de la Audiencia de Charcas, en Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija y de la gobernación del Tucumán. Desde otra dirección, partiendo de la gobernación de Tucumán, el P. Alonso de Barzana trabajó en 1593 entre los chiriguanos de la zona confinante con Tarija. En 1595 el Provincial P. Juan Sebastián envió desde Potosí a los Padres Vicente Yáñez y Diego de Torres Rubio a misionar entre los chiriguanos en el territorio de los Charcas,  actual departamento de Chuquisaca.

En 1688 el P. Gregorio de Orozco, Provincial del Paraguay, con la aprobación del P. General Tirso González, decidió abrir un colegio en Tarija. Su propósito era establecer misiones entre los chiriguanos de la Audiencia de Charcas y conectarlas con las misiones entre los chiriguanos de la Gobernación del Tucumán, en relación con las otras misiones que ya tenían los jesuitas del Paraguay entre los indios vilelas, lules, tobas y matacos. El P. Orozco destinó al P. José de Arce, que había trabajado en la reducción de San Ignacio Guazú desde 1682. Arce llegó a Tarija en 1690, acompañado de algunos cristianos guaraníes. En 1691 se fundaron los pueblos de presentación a orillas del río Grande o Guapay, y San Ignacio de Tariquea(*) en la región del río Pilcomayo Sur. El P. Arce vio desde el principio que poco se podía hacer con los chiriguanos por su belicosidad, y se lanzó en cambio a trabajar con los chiquitanos.

EL CONVENTO JESUITA EN TARIJA

En los archivos de la Iglesia Matriz, actual Iglesia Catedral se registran bautizos, matrimonios y defunciones en el periodo comprendido entre 1627 – 1637 de  “una doscientas almas”, según las Memorias de  Fray Manuel Mingo. La Compañía de Jesús, se hizo cargo de la Iglesia Matriz, concluyó la obra de construcción de manera conjunta con el Claustro Jesuita, actual Colegio “San Luis de Gonzaga”, luego de más de un siglo desde su inicio. La construcción fue parte del conjunto arquitectónico conformado por el Convento y la Iglesia “Matriz” de la Orden Religiosa de la Compañía de Jesús. Los Jesuitas fueron expulsados de sus territorios en 1767 por órdenes de la corona española. Los jesuitas fueron impulsores de la educación además de la propagación de la fe y la actividad misional de conversión de los chiriguanos.

 

Iglesia Matriz de Tarija, antigua Iglesia  del Colegio de la Compañía de Jesús.

Los sacerdotes jesuitas fundaron su Convento en Tarija el año 1690, según el registro histórico apuntado por el Padre Procurador Burgos, en su Memoria enviada al  Rey, cuyo texto se expresa en los  siguientes términos: “Diose principio a la fundación del Colegio de la villa de Tarija, frontera de las naciones Chiriguanas, Mataguayes, Tobas y Macobiés y otras, el año 1690 por el Maestro de Campo Don Juan José Campero y Doña Juana Clemencia Bernardez Ovando, su legitima esposa” … y agrega:  “a 31 de julio del mismo año, fundó la de San Ignacio, en el Valle de Tarequea que media entre Tarija y el río Guapay y la dejó al cuidado del P. José Tolú”. Asimismo, es de significativo interés la declaración del Reverendo Padre Vicerector del Colegio de la compañía de Jesús de la Villa de Tarija, Don Constantino Díaz, prestada la solicitud del Maestro de Campo Don Juan José Campero de Herrera, ante el Teniente General Don Antonio Morillo Caderón y el Escribano Publico y de Cabildo, Don Bernardo Cuéllar. Dice:

“Que dicho Campero, encomendero de los pueblos de Cochinoca y Casabindo, mirando a los indios de dichos pueblos con todo amor y cariño, y por medio de sus doctrineros, los asiste en la educación y buen ejemplo de nuestra santa fe católica y real vasallaje dándoles misiones todos los años. Que llevado de la honra de nuestro señor, fundó el Colegio de la Villa de Tarija a su propia costa y para que los religiosos tuvieran con que sustentarse les dio ocho cosechas de vino de su hacienda de la “Angostura”, solar para edificar la Iglesia, tierras de sembradío y otras muchas alhajas para el cultivo divino; y por él han fomentado las misiones para las tierras y  cordilleras de los indios chiriguanos, tobas y chiquitos y otras naciones y por la asistencia que tienen con los Padres están en el santo bautismo más de 6.000 indios y edificadas cinco iglesias, la de San Francisco Javier, el Glorioso Patriarca San José, el Arcángel San Miguel, San Juan Bautista y están para edificar otras, y se esperan se reducirán muchas naciones hasta  el río Marañon y se aumentarán las reales tasas y poblarán muchos pueblos, por ser la tierra muy fértil. Y dicho Maestro de campo asiste a los Padres en cuanto se les ofrece”. (Fechado 18 de abril de 1700).