No nos parece mal que el Gobernador Adrián Oliva le pida a la brigada parlamentaria ocuparse de temas que le interesan al Departamento como el de la planta petroquímica, cuyo proceso de licitación y adjudicación fue suspendido. Igualmente sobre el incremento de la tarifa que dispuso la Autoridad de Electricidad y otros tantos que no se resuelven nunca. Ojalá la coordinación entre autoridades fuera el pan de cada día, lastimosamente es la excepción. Donde no creemos que Oliva haya acertado es en desmerecer los cuestionamientos y criterios sobre lo que sucede en Servicios Eléctricos de Tarija (Setar), más aún en un momento como este.
El uso de vales de gasolina para beneficio particular del que se le acusa al Secretario Freddy Castrillo cayó muy mal en la población pero en aquella gente que apenas tiene para cargar combustible en su vehículo o hasta para pagar el micro, esa gente a la que Bs. 500 le significan mucho dinero, peor si se trata de recursos públicos. Ahí el gobernador no está leyendo bien el sentimiento popular que detesta el abuso de la cosa pública, un mal síntoma que podría mostrar una autoridad que se aleja del piel a piel con la población, esperamos equivocarnos porque a Oliva se lo ve cerca de esa gente, con mucha facilidad para compartir con ella e integrarse.
Lo que menos hemos escuchado del gobernador es qué hará sobre lo que pasa en Setar y con la denuncia de los vales, tratar de restarle importancia no hablando del tema e indirectamente minimizarlo es un error, cualquiera tendrá el derecho de pensar que con esa valoración se podría estar dejando pasar situaciones similares en las que se mide la gravedad por la cantidad de dinero en cuestión, cuando si se trata de un peso o un millón debe ser considerado de igual manera, más si es de procedencia pública. Muchos pueden preguntarse » si es así en lo poco, como será en lo mucho». Hasta ahora Oliva no le ha devuelto la confianza a la población, no ha tenido una actitud de preocupación ante semejante evidencia, no ha instruido siquiera una investigación y puede estar mandando un mal mensaje sobre cómo se están administrando los recursos de todos en tiempo de crisis, tema del que se habla tanto en la gobernación pero que queda mal posicionado con ejemplos como el de los folder y los vales de gasolina.
Se espera que Adrián Oliva no se haga el desentendido con lo que puede ser sólo la punta del ovillo de un escándalo mayor, debe ser pro activo, porque si la situación sube de tono puede quedar como quien se presta a casos como este, como quien deja pasar y los tolera, no faltará quien sugiera que él también está involucrado en conductas tan reñidas con la moral y la ley. Aún puede intentar devolverle la confianza al pueblo pero… tomando decisiones, no callando ni tapando malas acciones.