Noticias El Periódico Tarija

La Paz está de aniversario, el Departamento está de fiesta pero sin duda que nuestra mente se posa sobre la sede de gobierno, sobre una gran metrópoli que fue nombrada «ciudad maravilla» con mucha razón y justicia. Sus características propias la descubren como desafiante, increíble, cautivante, sus serpenteantes calles, sus empinadas arterias, su tráfico infernal, sus edificios construidos caprichosamente, sus viviendas que se cuelgan de las laderas, sus casas coloniales que hablan de nuestra historia, su modernidad contrastante… ese cuadro de colores con el Illimani de fondo que enamora a quien lo aprecia… La Paz tiene mil razones para ser considerada una ciudad maravillosa, tantas que quienes la visitan por primera vez quedan pasmados ante su belleza y su irrespeto a varias leyes de la naturaleza, entre esas la de gravedad.

Pero también esta el centro del poder político nacional, así ha sido casi siempre desde que existimos como país, la presencia de la Presidencia y Vicepresidencia del Estado, de la Asamblea legislativa con sus diputados y senadores, de los ministerios y entidades gubernamentales, además de las embajadas y consulados de decenas de países, hacen inevitable que las decisiones más importantes sean tomadas aquí. Es cierto que también se la ha visto como el reflejo más certero del centralismo tan rechazado desde las regiones aunque no se puede negar que también es la síntesis de la bolivianidad, gentes de todo el país apostaron y se afincaron en esta región, amándola sin olvidar de donde vienen, sin el ánimo de ofender o menospreciar… en La Paz el nacionalismo se vive a flor de piel.

Así como siempre se ha beneficiado por ser la sede del poder, este factor también le ha jugado en contra ya que todos los conflictos y reclamos en contra del gobierno de turno se centralizaron en sus calles y avenidas ya acostumbradas a las marchas y movilizaciones, a los dinamitazos y a los gritos. Así como se han vivido momentos hermosos como cuando llegó el Papa o visitantes ilustres, también se han visto enfrentamientos sangrientos entre policías y militares, balaceras con saldos trágicos de muertos y heridos, encrucijadas en las que se puso en duda la vigencia de Bolivia como país y nación. Mucho ha vivido La Paz, de lo bueno y de lo muy malo, de lo muy triste, pero se ha sabido reponer, reciclar y avanzar, ahora más que nunca perfila su futuro con mayor convicción, con una auto estima fortalecida que empapa a sus hijos y habitantes.