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Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena

(Verdadcontinta-Mayo 18/2017) Los golpes son un común denominador en las calles tarijeñas para los peatones, quienes deben esquivar una serie de huecos más desniveles en las estrechas y mal cuidadas veredas.

“Casi todas las veredas están en mal estado”, lamentó José Antonio Montellano Topisto, uno de  los miembros activos del grupo activista Los Amigos de la Ciudad.

La declaración de Montellano es bastante evidente con sólo caminar unas cuadras en el centro de la ciudad, considerado lugar turístico, pero muy poco trabajado en este sentido.

En la zona, los propietarios de centros comerciales sacan sus letreros a media vereda, además que los vendedores ambulantes se acomodan en las mismas ofertando sus productos, siendo mínimo el lugar para caminar tranquilamente.

Para colmo, el margen que queda para transitar está dañado por los años, incluso, las veredas recientemente ampliadas presentan problemas.

Uno de los sectores más afectados es el de la tercera edad, que cotidianamente debe lidiar con todos estos obstáculos, sin que ninguna de las personas que pone objetos en las calles se digne en ayudarles.

Un adulto mayor se cayó en la vereda de la calle Ingavi, cerca de la esquina Colón al tratar de esquivar un carro de venta de caramelos, pisando uno de los soportes del mismo. El hombre se fracturó el brazo izquierdo.

“En Tarija deberían crear un hospital sólo para la atención de casos de traumatología por la cantidad de personas que requieren diariamente de este servicio”, dijo Montellano sobre una realidad con un poco de sarcasmo.

Las mujeres que usan tacos también son propensas a caer en estas veredas, pues los tacones quedan atascados en reiteradas oportunidades en medio de los huecos, provocándoles una fuerte e inevitable caída.

Saliendo del centro histórico de la ciudad, la situación tiende a empeorar, pues pocas son las veredas trabajadas. En la mayoría de los casos, las piedras, la tierra y el barro en la época de lluvia se vuelven en el talón de Aquiles de los caminantes.

Pero los peores golpes ocurren cuando no hay cabida para caminar por las veredas, y el peatón debe  bajar a la calle, poniendo en riesgo su vida.

La mayor causa de muerte en Tarija es por accidentes de tránsito. Existe un promedio anual de   470 casos de pacientes con trauma de cráneo, de éstos,  el 50 por ciento están en atención a causa de accidentes, según los reportes del Organismo Operativo de Tránsito.

Construcciones

Una de las mayores dificultades para las personas de a pie son las construcciones que se levantan en diferentes lugares de la ciudad, sin existir una regulación para que los propietarios den un espacio accesible  a los peatones.

Un ingeniero civil explicó que para conseguir el permiso municipal,  sólo deben pagar un impuesto por el uso de la vereda, donde serán depositados escombros y otros materiales de la construcción.

Los constructores cierran el sitio con calamina, cintas o sogas, otros ni siquiera se toman la molestia de poner alguna marca, dejando los materiales botados en el lugar, sin dar paso al transeúnte.

Desde la Alcaldía informaron que debe sacarse un permiso para el uso de las veredas, pero ningún funcionario tenía conocimiento si hay una regulación sobre la habilitación de un espacio seguro en favor  del peatón.

“Lo que se hace en otras ciudades es dar parte de la vereda a los constructores y en la otra se habilita como un puente para el paso de las personas”, explicó el vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Tarija, Hugo Borda Villena.

 

Las construcciones por protocolos internacionales de seguridad, deben habilitar pasos para los transeúntes con mallas de seguridad.

En las principales ciudades del  planeta se da esta situación con millonarias sanciones a las empresas que incumplen con esta normativa de seguridad; en Tarija en cambio, este problema pasa desapercibido.

Como puede verse,  sólo se tocaron unos escasos puntos del problema que debe vivir el peatón en Tarija, donde los sectores más vulnerados como los ancianos, niños y personas con discapacidad son las más afectadas.

La Alcaldía promete un proyecto de “ciudad inteligente” que fue recientemente licitado por encima de los Bs 9 millones para el sistema de telecomunicación, pero el problema fundamental,  sigue sin resolverse en las calles donde falta el orden y especialmente, la autoridad.

En la pirámide de importancia de esta ciudad, el peatón es el último en la jerarquía, pese a que la Alcaldía anuncia lo contrario. La realidad muestra otra cosa en sus calles, con duros golpes para los osados caminantes.