(VerdadConTinta/29-03-17)
Un cazador fornido en un ambiente húmedo, de prominente frente, podría ser la imagen de lo que fuera aquel hombre que vivió en lo que es actualmente el valle de Tarija hace 7.600 años atrás.
Como un tesoro, así se encuentran guardados los huesos encontrados en la zona baja de San Luis en 1987, en aquella oportunidad, fueron enviados para hacer un estudio a Zúrich, Suiza, cuyo resultado indica que serían de 7.600 años de antigüedad.
Deborah Blom, se saca el mandil blanco, quien pese a la experiencia que tiene como antropóloga y bioarqueóloga, no deja de reflejar en su rostro la emoción por lo que tuvo en sus manos.
Después de analizar los restos de aquel antiguo ser humano, se siente como un niño con juguete nuevo. “Tienen una riqueza incalculable”, dijo todavía extasiada.
La científica es profesora en la Universidad de Vermont, Estados Unidos, además de ser jefe de la Carrera de Antropología en dicho centro de estudios. La especialista llegó a mediados de julio a Tarija por invitación de la Universidad Católica Boliviana UCB, para que haga un estudio de los huesos citados.
Lo que puede saberse es que pertenecieron a un hombre que habría llegado a tener 50 años. Una persona fornida y cazadora. Se estima que vivió antes que los tiwanacotas.
Todavía no existe la certeza si era de sexo masculino o femenino, pero por la contextura, los científicos creen que sea de hombre, por su mandíbula como otros rasgos característicos del sexo masculino.
Sus restos serían los más antiguos de Bolivia, además de estar entre los más primitivos de Sudamérica. “Era de una edad muy mayor”, explica la científica con un poco de dificultad en español. Algo que pudo constatar es que gozaba de buena salud, al no perder ni un sólo diente.
La buena salud también se deduce por la edad que tuvo esta persona, pues en aquella época, los humanos tenían un periodo más corto de vida, generalmente morían a los 40 a 45 años, o quizá antes, al no existir medicina para sanar cualquier tipo de enfermedades.
“Era una persona robusta, tenía su cavidad orbitaria bien desarrollada”. Podría haber sido un cazador, un nómada que viajaba de un lugar a otro.
La científica que ya volvió a su país, realizará más análisis con otros colegas en Estados Unidos, además de hacer comparaciones con restos encontrados en La Paz como en Santa Cruz, especialmente de Tiahuanaco y Samaipata.
El director del Museo Nacional Paleontológico y Arqueológico de Tarija, Freddy Martínez Ríos, es quien está a cargo de éstos huesos, dijo que podría haber muerto por ahogamiento, pues al parecer el cuerpo estuvo bajo el agua.
Deborah tras hacer los análisis de los huesos, efectuó una visita a diferentes zonas con riqueza patrimonial del valle central. Es así que al llegar al despacho del Rectorado de la UCB, tomó asiento y con una sonrisa difícil de sacar expresó que “Tarija tiene mucho por explotar”.
Para ella, Tarija es una zona virgen en cuanto al estudio antropológico, pese a la riqueza patrimonial existente en todo el valle central, incluyendo la misma ciudad. Podría decirse que es una tierra de fósiles.
Esta lógica, encuadra al ser el Departamento de Tarija, el mayor productor de combustibles fósiles como el gas, por ende, puede hallarse huesos o incluso esqueletos completos de antiguos hombres o de animales prehistóricos.
El punto en contra, que no existe una política severa de protección al patrimonio. Sí hay leyes, pero desconocidas entre la población, y hasta en las autoridades.
Además de los análisis químicos que deben realizar, el rector de la UCB, Enrique Farfán Torres, sueña con ver el rostro del “primer chapaco”, por lo que también está el proyecto para efectuar una reconstrucción facial en base a los huesos encontrados.
Pretenden hacer tomografías, como otros análisis, en un largo proceso que quizá dure uno o dos años como mínimo para determinar rasgos más particulares de este hombre.
“La información que se tiene es concisa con la que teníamos de los huesos; sin embargo, hay que verificar”, acotó Farfán, quien tampoco puede ocultar la emoción por este hallazgo que tras el aval de la científica, toma más valor. “Llegar a entender al hombre originario es muy importante”.
