Noticias El Periódico Tarija

Por:

  • León Espinoza Lizeth Gabriela Beatriz
    Sosa Flores Ibeth Lucero
    Echalar Navarro Cristhian Ariel
    Aguilar Choquehuanca Vanesa
    Choukri Villarroel Zaienab Nour

La Pandemia ha puesto en relieve, descubierto las falencias de los sistemas educativos y ha desnudado la realidad del papel de los padres en la educación de los hijos: cuán involucrados habían estado.
Al verse los padres encerrados en casa con los niños la cruda realidad fue que no sabían qué hacer, por lo menos la mayoría se encontró envuelto en éste penoso cuadro y puso en evidencia cuánto tiempo real y de calidad dedicaban a sus hijos, cuánto los conocían, cuán comprometidos estaban con su formación y cuán preparados estaban para guiarlos en el proceso educativo. Esto a su vez nos ha abierto los ojos, nos ha hecho entrar en cuenta que es una necesidad imperiosa para los padres conocer estrategias educativas que les permitan ser el apoyo y guía de sus hijos y ser los maestros que ellos demandan en estos tiempos cuando la educación se ha convertido en un lujo.
La pregunta más frecuente de los padres al enfrentarse con la necesidad de educar a los hijos en casa para no frustrar su proceso educativo y, dicho sea de paso, verse rodeados de los libros o cuadernos, sin instrucciones, que un día acompañaron a los chicos a la escuela y que ahora no encuentran otro lugar más que la mesa del comedor es: ¿Qué hago?
La respuesta parece ser incierta cuando los centros educativos y los profesores no dan razón, no saben explicar e incluso niegan la guía a los padres, en otras ocasiones dan respuestas muy ambiguas o poco aplicables a la nueva realidad que nos ha tocado vivir.
Lo cierto es que la respuesta está más al alcance de los padres de lo que ellos mismos creen y es comenzar por entender que cada ser humano es único, tiene dones y talentos únicos que lo hacen especial y le dan la tendencia a inclinarse a unas ramas y a elegir esquivar otras. Todo esto se lo debemos al cerebro ya que el de cada persona es único, el cerebro de su hijo es único, aún si tiene varios hijos y los cría de la misma forma y bajo las mismas condiciones, el cerebro de cada uno de ellos es diferente y es que cada uno tiene su propia marca registrada, característica que le da a cada ser humano la particularidad de aprender con mayor o menor facilidad cosas concretas y a desempeñarse mejor en ciertas áreas, ésta es la explicación a preguntas como: ¿Por qué mi hijo no aprende tan rápido como el otro niño?, ¿Por qué a mi hijo le cuesta tanto y al otro niño no?, ¿Por qué mi hijo no puede hacer éstas cosas tan bien como su hermanito? Y así podíamos seguir con una infinidad de preguntas que con frecuencia se hacen los padres poniendo a sus hijos a rodar en ése círculo vicioso de comparaciones odiosas y dañinas para el autoestima de sus hijos, llegando incluso a etiquetar al niño que “no puede” como “tonto”, desechándolo por no encajar en un sistema que sigue un único molde y que cree que todos encajan en él, pero la buena noticia para los padres es que pueden liberarse del molde, romperlo, tirarlo y empezar de nuevo porque los seres humanos somos diversos y no hay molde que aguante tanta genialidad ni habrá sociedad que perdure sin ser inclusiva, sin tomar en cuenta los talentos de todas las personas que la conforman, porque es así, cada uno con destrezas diferentes son piezas fundamentales en la construcción de las sociedades.
El primer gran error de los sistemas educativos han sido los moldes y el segundo gran error ha sido que los padres han creído en ellos, es por los sistemas educativos que los padres no han obtenido respuestas certeras, concretas a la hora de preguntar ¿qué hago? Sin embrago, gracias al caos de la pandemia Covid – 19 hemos tenido que salir de ésa zona de confort para darnos cuenta que éstos sistemas educativos no funcionan, bajo ninguna modalidad, porque no tienen un rumbo, porque nos quieren hacer encajar en el mismo molde, ésta vez, a través de una pantalla o desde la educación virtual. ¿Qué hacer entonces ante ésta situación en el rol de padres?, pues como padres deben entender, en primer lugar, que la responsabilidad de la educación de los hijos no puede ser transferida a nadie, llámese colegio, maestro o gobierno, ellos hacen lo “que pueden” pero no “lo mejor”. Hoy se tiene la oportunidad de empezar en casa, de principio, aceptando a sus hijos, reconociendo sus dificultades y sus destrezas, evidentemente éste es un proceso de observación, de compartir, de descubrir, de conversar, de jugar, en fin, de pasar tiempo conociendo a sus hijos y reconciliarse con quienes ellos son verdaderamente, con sus gustos, talentos, curiosidades e inclinaciones, con la finalidad de que ustedes, como padres, puedan pasar de ser trabas a convertirse en la ayuda, la guía o el aliado que tanto necesitan para surgir y explotar en talento, a final de cuentas ¿qué es lo que cada padre quiere para su hijo? Pues simplemente que sea feliz y nadie aprende si no hay alegría, si no hay una motivación que lo invite a descubrir, si no encuentra que aquello que va a aprender le va a servir para algo en la vida, ¿de qué sirve aprender y repetir una materia sin sentido a la que no se le halla la funcionalidad en la vida diaria? Es por eso que aprobar y aprender no es lo mismo.
Aquí radica la importancia de entender el funcionamiento del cerebro, porque es la única manera que, como padres, en primera instancia podrán entender el “por qué” de tantas cosas relacionadas al proceso de aprender de sus niños y podrán dar el maravilloso paso de elegir las mejores estrategias didácticas o de aprendizaje que se acomoden de manera más eficaz al aprendizaje de sus hijos, a sus dones y talentos, porque el cerebro selecciona, retiene la información que le es útil y la pregunta del millón es ¿qué información le será útil? Pues aquella que halle un sentido y pueda aplicar en su realidad, información que le ayude a descifrar aquello que le resulta curioso.
De seguro falta mucho más por escribir acerca de esta temática, pero por hoy, quédese señor lector con la satisfacción de saber que como sociedad civil podemos tomar las riendas de la educación y emprender en esta nueva iniciativa ciudadana que lo único que busca es prender la chispa de la verdadera revolución educativa que, sin desmerecer la labor de los maestros, debe comenzar en casa.