De repente nos despertamos y salimos a la calle, nos encontramos con la sorpresa que nuestros vecinos hicieron que se deje una “Volquetada” de arena en la vereda que ambos compartimos, es más, invadiendo parte de nuestro ingreso al garage. Vamos más allá y ya no es arena, sino ripio que está entre la calle y la acera, los peatones deben bajarse para poder pasar… y ahí se queda todo indefinidamente, hasta que se use en la construcción que seguramente se está haciendo, al acabarse probablemente vendrá otro camión lleno de material y lo dejará en el mismo lugar.
No nos comportamos como buenos ciudadanos, usamos y abusamos de lo que es de todos, esos espacios son públicos y de uso común, no podemos utilizarlos para nuestro beneficio particular. Ni siquiera por un tiempo. Ante la falta de educación nuestra, es donde debe entrar quien ponga orden, en este caso, el municipio. Pero al no existir ese nivel de regulación y coerción de ser necesaria, el desorden impera. Hemos llegado al punto que a una gran mayoría, estas conductas ya ni siquiera incomodan y por no hacernos de mala sangre con el vecino, no decimos nada o porque tal vez, algún día tengamos que hacer lo mismo.
Vamos a insistir en esto, el municipio no educa a la población, ha descuidado esa tarea, se debe inculcar lo que se puede o no se puede hacer, lo que está permitido o no, suponemos que debemos saber pero no es así, claro que con la información que educa, se debe decir qué sucede si no respetamos la normativa. Así de claro. Mientras la alcaldía siga extraviada en sus millonarias licitaciones y la ausencia absoluta de prioridades, es como que sentimos que estamos aspirando a mucho.