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Un equipo investigador de la Universidad de San Petersburgo ha logrado obtener nuevos polímeros de biomasa vegetal, una fuente renovable de materias primas para la industria química del futuro.

Según detalla un comunicado de la institución, el componente principal de dichos polímeros son los terpenoles, una clase de derivados químicos de los alcoholes naturales cuyo ejemplo más conocido es el mentol, que se obtiene del aceite de menta.  

Los polímeros sintetizados son completamente degradables, pero los productos obtenidos en la degradación son aptos para volver a generar polímeros. Los científicos pudieron repetir el ciclo hasta siete veces consecutivas y aseguran que las múltiples fusiones no cambiaron significativamente las propiedades del polímero.

Tanto la degradación del polímero como su producción requiere temperaturas moderadas, de entre 200º C y 450º C para destruirlo (en una reacción de pirólisis) y en torno a 120º C para fundirlo, según detalla el artículo del equipo publicado en marzo en la revista Green Chemistry. El análisis espectral descubrió la presencia de varios éteres de vinilo en la mezcla polimérica obtenida, la cual se solidificaba cuando se enfriaba.

Utilidad de los polímeros orgánicos

«Por el momento, solo hemos sintetizado los propios polímeros», comentó Svetlana Metliáyeva, analista química y principal autora del estudio, que admitió que «las propiedades de los materiales creados a partir de ellos pueden variar dentro de ciertos límites», en función de «la clase de compuestos de partida que hayamos elegido y el método de su síntesis».

Solo cuando se logre modificar los materiales obtenidos tal y como se hace con los polímeros industriales se podrá «hablar de alguna aplicación específica», según la investigadora. El equipo recuerda al mismo tiempo que la vida moderna es inconcebible sin materiales poliméricos, que incluyen plásticos, fibras, películas y recubrimientos de lacas y pinturas.

Metliáyeva afirmó también que los polímeros extraídos de la biomasa se descomponen sin acceso a oxígeno, formando los alcoholes naturales o sus derivados, que pueden reducirse asimismo a alcoholes. En su opinión, «dado que estos compuestos se encuentran en la naturaleza, no dañan el medioambiente«.

Los estudiosos planean continuar su trabajo y estudiar de manera integral las propiedades mecánicas de los polímeros resultantes, como su elasticidad, plasticidad, resistencia, etcétera. Esta etapa es de particular importancia para demostrar la utilidad del invento.

La idea fundamental de reducir la biomasa de origen herbáceo a polímeros pertenece a un investigador soviético de mediados del siglo XX, Trofim Lysenko.

Fuente: RT.COM