Noticias El Periódico Tarija

Es difícil entenderlo sin vivirlo pero lo que hay detrás de un trámite para obtener un carnet de identidad o una licencia de conducir, es absurdo. Basta comenzar con decir que la marca registrada pasa por las eternas y largas filas para todo. Desde la espera para conseguir una ficha hasta que después llegue el turno que indica esa ficha. Sin exagerar, se puede conseguir la ficha a las 9:00 pero se debe hacer fila desde las 6:00 y con suerte lo atenderán a las 16:00 o 17:00. Tal vez por hacerlo mejor, las oficinas del Servicio General de Identificación Personal (Segip) se trasladaron hace ya un tiempo atrás, al Mega Center, un centro comercial moderno y coqueto que quedó deslucido por las escenas que a diario se ven.

Se suman factores que dificultan o no facilitan este tedioso trámite. Ya es un problema el transporte y el traslado hasta allá, en el norte de la ciudad de Tarija, el acceso hasta el Segip es en ascensor o en escaleras mecánicas, elementos con los que la población no está tan familiarizada. Todo eso significaría nada si no fuera porque en el lugar, no existen suficientes asientos, para que quienes quieren hacer un trámite para obtener su cédula de identidad o licencia de conducir, puedan esperar con comodidad, mucho más si consideramos que el número de madres que deben andar con su niño a cuestas es significativo. Por eso la escena más común es esa, mamás con sus pequeños en la espalda o en brazos o dejándolos en el piso para tomarse un respiro.

La constante diaria es eso, una constante que se repite y nada cambia. La improvisación y falta de previsión ocasiona que las filas sean eternas y la gente tenga que pasar varias horas para concretar su trámite, peor aún si consideramos que estamos en vacación escolar de invierno y en tiempos preelectorales, justo cuando la ciudadanía realiza más trámites para viajar o empadronarse. Todo era previsible y se podían tomar medidas para adelantarse al caos y enfrentarlo, una vez más, no se lo hizo y ahí están las consecuencias. Es ridículo tener que salir del Segip como si se hubiera ganado una batalla o una carrera… tendiendo el carnet en la mano como si se tratara de un trofeo.