Por: Grinelda Polanco y Jhonny Flores
La migración interna, del campo hacia las ciudades capitales del Estado Plurinacional de Bolivia, se viene arrastrando desde hace años, donde las personas que, por falta de alimento, migran para poder llevar el sustento a sus hogares.
A inicios del mes de diciembre, se ve la llegada de personas y familias completas, del norte La Paz, Oruro y Potosí, con el riesgo de ser contagiadas con el COVID-19, ya que este virus aún se encuentra presente. Ellas se están transportando de un lugar a otro sin cumplir las medidas de bioseguridad, puesto que el Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED) aperturó los vuelos departamentales.
Por su parte, la directora del SEDEGES, Mery Acuña, recomendó a estas personas que deben usar barbijos y cumplir con las medidas de bioseguridad, del mismo modo, solicitó a las diferentes autoridades que puedan dotar o regalar barbijos a cada una de ellas.
En la Ley Nro 870 – Ley del Defensor del Pueblo, Artículo 218 – 224, se menciona que cualquier persona o grupo de personas pueden acudir a la Defensoría del Pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia, cuando sientan que alguna institución pública y/o servidor público ha vulnerado, con acciones u omisiones, sus derechos individuales o colectivos establecidos en la Constitución Política del Estado, así como por convenios internacionales que respondan a los principios de organización, usos y costumbres de las naciones y Pueblos Indígenas Originarios Campesinos.
A modo de verificación, SEDEGES brinda refugio por una noche o por días, donde estas personas reciben alimentación completa (desayuno, almuerzo y cena), por lo tanto, se quedan en el albergue hasta que puedan retornar a sus respectivos lugares de residencia, asimismo, este refugio se llama “centro transitorio” y cumple la condición de recibir a personas en extrema necesidad.
Además, la encargada de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Carolina Ortiz, menciona que esta institución se encarga del cuidado de personas migrantes que llegan en fechas de fin de año. No se estima la cantidad exacta, por consiguiente, se puede aludir que existen entre 15 a 20 familias aproximadamente.
En una entrevista realizada a Modesta Benites, mencionó que viaja a la ciudad Tarija para pedir ayuda con la alimentación de sus 5 hijos pequeños, ya que, por falta de recursos económicos, se ve obligada a mendigar en las tiendas del Mercado Campesino, hasta que un día, por medio de una persona solidaria, le hizo notar que los dulces, cereales y embutidos, se encontraban fuera de la fecha de vencimiento.
Es importante que las entidades y servidores públicos, encargados de proteger y garantizar los derechos humanos, dejen un lado la política y tomen medidas más eficientes para velar por la protección y el ejercicio de los derechos de las personas ante evidencias y peligros que se presentan en el sur de Bolivia.
Recuerden que mientras unos salen a pedir alimento, otros, luchan por sobrevivir.