Noticias El Periódico Tarija

Cuando la restauración de la democracia verdadera en el 2.019 nos hacía pensar en que los problemas del país iban en camino a resolverse, aparece un nuevo problema (esta vez global), el cual pone nuevamente en evidencia las carencias de liderazgo y decisiones acertadas de nuestros gobernantes.
La pandemia del COVID – 19, problema que se resuelve con disciplina individual e inteligencia colectiva, nos pone como ciudadanos en manos de las determinaciones de la clase política, quienes raramente actúan en favor de la racionalidad, la cual es sacrificada por las siempre impertinentes ambiciones de poder.
Dentro de este panorama, el primer cuestionamiento surge sobre la capacidad real del sistema de salud de combatir efectivamente un brote masivo de casos y el segundo y más importante cuestionamiento que nos debemos hacer los tarijeños es si somos o no un departamento de segunda, por el hecho de que nuevamente y como siempre el Gobierno Nacional no nos da los medios y atención necesaria.
Nuestra primera duda es si realmente la información del Gobierno es consistente con la realidad de la pandemia ya que no hay forma de hacer controles masivos y reales de la población expuesta. Asimismo, la capacidad de respuesta a las personas enfermas es ampliamente limitada por lo que la única solución para el control del virus es la prevención.
Es verdad que la economía se encuentra cada vez más debilitada y que hay que avanzar con medidas paralelas para evitar una crisis más profunda de la que ya tenemos, pero en ese sentido ¿qué hace el Gobierno?
• Gasta el dinero en bonos. No era mejor acaso, fortalecer a los productores de alimentos y entregar a las familias productos esenciales como arroz, fideo, harina, leche, etc. Lo básico para la subsistencia y de esta manera alcanzar a los grupos de real necesidad en el país.
• Se pretende liberar parcialmente la cuarentena, exponiendo a mayor número de personas cuando la curva de contagios es aún ascendente, en lugar de mantenerla hasta que el COVID esté controlado.
• Se aprueba incrementos salariales desproporcionados y que no van de acuerdo a la realidad del país, desangrando aún más a las empresas privadas e incrementando el gasto público. Esto no solo que incrementará el desempleo, sino que le resta posibilidades económicas a un Gobierno que necesita hasta el último centavo para combatir eficazmente a la enfermedad.
Como tarijeños, nos preocupa no contar con la capacidad de obtener resultados oportunos a las muestras enviadas de COVID, nos preocupa no tener los recursos para analizar a todas las personas potencialmente expuestas, nos preocupa no contar con los reactivos para hacer análisis en nuestros propios laboratorios. Nos preocupa ser un departamento de segunda.
Mientras tanto, se derrocha el dinero transportando al novio de la hija de la presidenta a su cumpleaños, en vez de invertir ese dinero en analizar a todas las personas que potencialmente podrían tener la enfermedad.
Si me preguntarán si creo en la cantidad de casos que existen en Tarija, ni remotamente. ¿Que nos preocupa? Que dentro de una semana Tarija estará semi normal y habrá personas caminando por las calles que pueden estar incubando la enfermedad o que sean asintomáticas y que, por falta de un análisis oportuno y real, sean estas personas que se conviertan en cientos y ahí si veremos de frente el problema, porque lamentablemente no estamos preparados para afrontar una crisis similar.
No se trata de ser alarmistas, sino de ser conservadores y precavidos, hoy con análisis oportunos podremos conocer la real magnitud de la enfermedad controlarla realmente, mañana no tendremos esa oportunidad. La presidenta dice que si se agrava volveremos a la cuarentena estricta, la verdad es que si se agrava muchas personas morirán porque el sistema de salud no tiene los medios.
¿Qué nos preocupa? Que nuestros gobernantes sean tan livianos en sus decisiones y sean nuestros seres queridos quienes paguen las consecuencias. Nos preocupa que las decisiones que se toman son netamente políticas y no racionales y esto se pague con muerte y crisis.
Ojalá este equivocado y que la preocupación sea innecesaria, pero si no, lo peor está por venir y quienes nos conducen no tienen idea de como afrontarlo.