Vamos avanzando en esta cuarentena total que no es tan total para algunos, es frustrante ver que el esfuerzo de muchos puede servir de muy poco ante la irresponsabilidad de otros.
Las autoridades ya advirtieron que en la ciudad de Tarija, un foco peligroso de contagio es la zona del mercado campesino, donde se pudo ver una realidad muy diferente a la que nos agobia, vehículos yendo y viniendo, comerciantes vendiendo sus productos, personas comprándolos y ninguna medida de cuidado o precaución. En otras palabras, la pandemia del coronavirus no existe en este mercado ni en la gente que allí trabaja y lo frecuenta. Con un criterio duro podríamos decir que finalmente les afecta a ellos y ya, desgraciadamente no es así, todos estamos en riesgo, en un riesgo muy grande si vemos que nos acercarnos peligrosamente a un punto sin retorno. Nuestro sistema de salud colapsará fácilmente, no estamos preparados y debemos ser conscientes.
Es preciso establecer otras medidas de control ante la evidencia de que la población no respeta lo dispuesto, un ministro de estado propuso dictar estado de sitio en aquellos lugares donde se presenta esta figura, de hecho que no prosperará, ya se descartó la opción. No entendemos cómo se puede preservar el derecho a la salud y a la vida de millones de bolivianos si otros la ponen riesgo. Debe prevalecer el principio de autoridad y es el gobierno actual el que debe imponerlo. En temas tan delicados como este, no pueden haber dubitaciones. Es un fenómeno mundial muy grande y ni las potencias aún saben cómo manejarlo, no es para menos.
Si aprendemos de la experiencia ajena será mucho mejor, ver países como Italia, España o Estados Unidos, tercer país con más casos en el mundo, han ido tomando medidas desesperadas y en algunos casos equivocadas. El aislamiento puede ser impuesto pero de plano debe ser voluntario, cada quien debe asumir un compromiso social, pues no solo es cada quien sino lo que cada quien puede ocasionar contagiando a otras personas y propagando el virus. La compleja forma de incubación hace que seamos más responsables aún pues es probable que ni siquiera sepamos que estamos enfermando a otros durante los 14 días anteriores a que se manifieste. Luchamos contra un enemigo invisible al que no sabemos con qué armas enfrentar, hasta ahora solo funciona el quedarnos en casa, por más duro que sea.