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NUEVA YORK, 21 FEB

Las integrantes de la selección de fútbol femenino estadounidense bicampeona mundial reclaman una indemnización de 66 millones de dólares en su demanda por discriminación contra la federación nacional (USSF).

El reclamo fue presentado el jueves por la noche ante el Tribunal de Distrito en Los Angeles en el marco de un proceso judicial cuyo inicio está previsto para el 5 de mayo, informó la prensa local.

Las futbolistas, que el año pasado refrendaron en Francia la corona lograda cuatro años antes en Canadá, denunciaron en marzo del año pasado a la entidad de haber «institucionalizado» la discriminación por género.

La demanda apunta a lograr paridad de ingresos con el seleccionado masculino, que apoyó públicamente el reclamo de sus colegas hace algunos días al afirmar que la USSF «sigue llevando una política discriminatoria en materia salarial».

En una nota publicada en el sitio de la National Team Players Association, los integrantes del combinado entrenado por Gregg Berhalter destacaron que la discriminación entre hombres y mujeres también abarca las «condiciones de trabajo».

«Por más de 20 años -afirmaron- la USSF se opuso a cualquier posibilidad de equiparar retribuciones o de equidad económica para las jugadoras del US Women National Team. Es un caso de discriminación sistemática de género que no debería ocurrir».

La demanda de 28 integrantes del combinado nacional que repitieron la Copa del Mundo al mando de la histórica Jill Ellis y hoy son entrenadas por Vlatko Andonovski, agradecieron el apoyo a su reclamo.

«¿Qué necesita el fútbol femenino? Dinero, dinero, dinero», afirmaba Megan Rapinoe, figura y una de las capitanas del equipo estadounidense que desde hace años reclama igualdad de trato entre damas y varones.

El precio de esa política discriminatoria hoy asciende a 66 millones de dólares, cifra que reclaman por daños y perjucios, incluidos intereses, informó Finnie Bevin Cook, economista de Deiter Consulting Group al que contrataron las demandantes.

La USSF replicó que las integrantes de la selección femenina perciben un salario más bajo porque ellas mismas «pidieron y negociaron un contrato diferente» al e sus pares masculinos y «rechazaron» un acuerdo para cobrar por partido como aquellos.

Según la entidad, el contrato que lograron las damas tiene beneficios significativos respecto del que firmaron los hombres que contempla indemnización por despido, pago de salario cuando no juegan por lesiones y acceso a un plan de pensiones.

El contrato incluye seguro médico, embarazo pago, licencia por maternidad y asistencia en el cuidado de los hijos, algo que a esta altura resulta más que obvio que se contemple en un país que se considera a sí mismo como paladín de los derechos.