Noticias El Periódico Tarija

La tragedia otra vez enluta las calles de nuestra ciudad, no es que no suceda casi nunca, es que sucede con demasiada frecuencia y no podemos darnos el lujo de adormecernos ante hechos como estos. La muerte de Sebastian debe sacudirnos, no porque sea especialmente él, sino porque podría ser cualquiera de nuestros jóvenes, de nuestros hijos. La violencia criminal campea como si nada y se lleva vidas humanas y deja impunes crímenes que deben ser castigados rigurosamente. Es inaceptable que se persiga hasta la muerte a alguien, sea cual fuere la razón, es inconcebible que escapando alguien caiga al piso y sea golpeado salvajemente hasta morir. Es terrible que los causantes de semejante abominación sean otros jóvenes, que a tan temprana edad carguen con semejante instinto asesino y no tengan límites en su descontrol. No es posible que la ira los domine a tal extremo, que pierdan absolutamente la noción de la realidad.

Lo sucedido debe llamarnos a la reflexión como sociedad, porque algo muy malo está pasando y lo estamos permitiendo, el o los asesinos de Sebastián también tienen padres, que perdieron el control sobre sus hijos o que no saben qué hacen o en que andan. Es solo un ejemplo del divorcio en las familias y la inversión absoluta de valores que vivimos. Si, quienes somos papá o mamá, tenemos gran responsabilidad en esto, vemos lo que pasa cada fin de semana y le damos la espalda, tenemos nuestras propias fiestas mientras nuestros hijos tienen las suyas y cada quien se desentiende del otro, hay una dosis grande de culpa en quienes tenemos la responsabilidad de traer hijos al mundo, criarlos, formarlos, inculcarles valores, buenas costumbres, el respeto a la ley, a los demás… a la vida. Y ahora, no podemos mirar a otro lado. Lo que pasó con Sebastián es una dura lección que habla de nuestro fracaso como sociedad… es dramático pero urge hacer algo, parar, detenernos, recuperar la familia, abrir la comunicación, conocernos mejor entre nosotros y convencernos que debemos ser constructores de algo mejor que lucha por el bien común. Hoy fue Sebastián, una vida joven que se esfumó, que deja llanto, tristeza y un dolor interminable. Hoy fue el, mañana será otro, puede ser alguien más cercano a nosotros, la pregunta es… ¿ qué haremos al respecto?