
ANDRÉS TÓRREZ TÓRREZ
Uno de los clubes que pintaba para grandes cosas en la temporada 2019, era Nacional Senac el equipo que volvió a la actividad, después de más de 14 años, gracias a un puñado de dirigentes que lo rescataron del olvido, para que la casaca amarilla vuelva a reverdecer laureles, que supi conseguir en las décadas de los 70 y 80, cuando pertenecía a los trabajadores del desaparecido Servicio Nacional de Caminos, por eso el nombre de Senac.
El “tractor amarillo” contaba con la ventaja de haber conseguido la clasificación a la Copa Simón Bolívar en el Clausura del 2018, es decir que tenía la chance de hacer un equipo realmente competitivo, ya que tenía el tiempo necesario y además el Campeonato Apertura para armar ese equipo.
Sin embargo sus altibajos pudieron más, ya que lo postergaron al segundo puesto, a 2 puntos del Real Tomayapo y lo dejó sin poder plasmar, el objetivo de sus dirigentes, que lo que falló para que pueda tener un rendimiento más acorde.
Dos aspectos pueden ser los determinantes, el primero es que la columna vertebral del equipo no apareció en ningún momento, puede ser por la mala elección de los jugadores o porque estos no respondieron a la confianza de los dirigentes, por ejemplo lo más notorio fue la falta de un organizador, que se ponga el equipo al hombro y lo haga funcionar, se improvisaron algunos jugadores y ya sabemos que la improvisación en el fútbol paga su factura, con el fracaso.
El Clausura implicaba una nueva desafió para Nacional Senac, el jugar al doble compromiso de Campeonato y Copa, agravado por el cambio del timonel para la abrupta salida del entrenador Ramiro Tolaba y la llegada del binomio Cristian Bernadas-Luis Palacios, que tampoco pudieron enderezar el barco, pese a una agónica reacción, que definitivamente no le alcanzó, quedando eliminado más con pena que con gloria.
Otro aspecto a tomar en cuenta no solamente Nacional Senac, si vuelve a participar en una torneo tan importante como la Simón Bolívar, es que abundancia no es sinónimo de éxito, Senac tuvo un plantel amplio, sin embargo cuando las papas quemaban, se tuvo que apelar a permanentes improvisaciones, en puestos vitales, como son la defensa y el mediocampo, se encontraron que lo tenían, no alcanzaba para cubrir esos puestos.
Senac no es el primer equipo que incurre en estos errores, varios clubes han pagado esas falencias, con una prematura eliminación, como les ha ocurrido en esta oportunidad, terminando en el cuarto puesto en el Clausura, remachado con el tercer puesto en la tabla general de la temporada, un desempeño no esperado pero que en definitiva fueron los resultados de una escasa planificación y una complicada ejecución.
Sin embargo la experiencia que tuvieron es importante en función de futuro, ya que al margen de los resultados, que pueden ser buenos, regulares o malos, el “tractor amarillo” demostró que tiene pasta para los grandes desafíos y en el fútbol la revancha puede llegar en cualquier momento, en tanto y cuanto se sepa corregir lo malo que se ha hecho.