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En medio de un país convulsionado, las familias se dan maneras para llegar a los cementerios, incluso algunos indicaron que pondrán la foto de sus seres queridos en sus puntos de bloqueo

FINEZA MARQUEZ GARCÍA/BOLINFO/TARIJA

(elPeriódico- noviembre 01/2019) Todos los Santos es una festividad que se celebra en diferentes puntos del planeta con sus variantes culturales, religiosas y paganas, y que en Tarija se enmarca en la armonía religiosa propia de las culturas originarias como de la religión católica que une a las familias en el rezo, en el recuerdo, pero especialmente en la unión.

El primero de noviembre cientos de personas van a los diferentes cementerios, donde reflotan las anécdotas  que pasaron con su ser querido cuando estaba vivo, por otra parte en las casas se arman las tradicionales mesas con la comida favorita de aquellos que se fueron.

En Tarija, aunque la preservación de las prácticas culturales vinculadas a esta fiesta es diferente, en el campo y en la ciudad, en ambos contextos tiene mayor importancia dentro del calendario festivo.

La celebración de Todos los Santos en el área rural entremezcla elementos de la religión católica con otros propios de la región, que se han transmitido de generación en generación.

Gregoria  vive la tradición y realiza todos los preparativos de poner una mesa completa para las almas de los difuntos de su familia.

“Hacemos lo mismo que hacía nuestra mamá, las mismas preparaciones y seguimos las costumbres”, cuenta  Gregoria Dávila.

La historia del territorio tarijeño es un momento de encuentro de grupos humanos y de pueblos diferentes, por ello que en la fiesta de Todos los Santos, se da una clara distinción entre zonas de evangelización antigua y  moderna.

“Las formalidades de la fiesta de difuntos se inician el día anterior, que es Todos los Santos. Se supone que ya están listos los preparativos para recibir a las almas: preparación de bebidas, comidas y representaciones prácticas que dan razones de su vuelta a la vida familiar”, explicó.

El historiador Elías Vacaflor Dorakis, recordó que esta festividad es una tradición católica instituida en honor a los santos conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV  (1195-1264+), para compensar cualquier falta a las fiestas durante el año.

El dos de noviembre es el Día de los Difuntos,  en el que se reza por todas las personas que han fallecido, porque el cristianismo propone una comunión de vida entre muertos y vivos.

Tortas, tantawawas, empanadas blanqueadas, hojarascas y otras masas típicas para recibir a los difuntos en esta tradicional festividad.

Significado

Gabriela  Suárez, panadera del Mercado Central de Tarija, indica que las formas que se dan a las masas marcan diferentes situaciones.

La escalera es la figura de tránsito, de cómo de esta vida se pasa a la otra, y de la otra puede volver a esta.  “Los afectos, las acciones y los cantos tipifican la nueva manera de ser del difunto, por tanto, los difuntos llegan, porque sus seres queridos  los esperan”, cuenta.

A las 12:00 del primero de noviembre, la mesa debe estar lista con todo lo que le gustaba más al ser querido cuando estaba en vida.

Sin embargo, la presencia del alma va desde el mediodía  hasta la noche, cuando se alternan luz y obscuridad.  La luz expresa el deseo de existencia y la noche es reflexión sobre la condición del “alma”.

Son previstos especialmente rezos y cantos, desde la medianoche inicia el segundo día. Así como el primer día fue mitad luz y mitad obscuridad, el segundo es mitad obscuridad y mitad luz.

“En tal movimiento entre tiempos, el primer día expresa el llegar y el quedarse, mientras que el segundo es de quedarse, de  despedirse hacia la morada espiritual, que se hará en el espacio de la tumba, tal como el alma fue recibida, así se irá después de haber consumido otra mesa en el cementerio”, explicó Gabriela.

Galletas con forma y decoración moderna para llamar la atención de los niños.

Tradición tarijeña

La fiesta de Todos los Santos en Tarija tiene sus diferencias con la celebración andina,  a efecto de la mayor intelectualización cristiana.

La visión teológica insiste, sobre todo, en la referencia a Todos Santos y en la espiritualización de la muerte. Se mantienen los ritos de la preparación de la mesa y de los rezos nocturnos, que corresponden a la tradición del primer día.

El segundo día, si bien es contextualizado en la relación temporal de luz y la obscuridad, es la presencia en el cementerio. Las tumbas son adornadas con imágenes del “arbor vitae” (plantas y brotes de trigo) y con los  frutos de los mismos.

Las flores en este caso, no tienen valor circunstancial, sino relación con la dimensión pascual que es celebrada con la rosa pascua.

Visitas a los difuntos en el Cementerio General de Tarija.

La música

Otra nota social puede vislumbrarse en la música. Instrumentos de ese tiempo son el erke y la camacheña, que cantan siempre notas alegres.

Evidentemente en tales comportamientos, personales y colectivos, sobresale la ironía con la que el chapaco  sabe distanciarse de las adversidades de la vida y darse motivos de pensar en mejores acontecimientos.

“Las coplas, típico canto en contrapunto de invitación y de respuesta, de Todos los Santos insisten en el sentimiento de pérdida para con el difunto como en la conquista de una nueva realidad amorosa”.

En Tarija no es lo mismo cantarle al difunto en Canasmoro como en San Andrés, por decir algunas comunidades, cada una tiene su propio estilo; pero, con el mismo instrumento”, aseveró el folklorista, Edmundo Ávila Moreno, conocido particularmente como el “Cumpa Mico”.

En tal contexto, algunos autores rememoran la presencia de los columpios, actualmente sacrificados, que significan el diálogo entre jóvenes con doncellas.

Según el estudioso de las tradiciones tarijeñas, Luis Paulino Figueroa Guerrero,  al callarse la caña y la quenilla en las festividades de Guadalupe en Entre Ríos y Rosario en Tolomosa, se da paso a la camacheña acompañada de la caja.

Según  Figueroa, la camacheña es un instrumento de transición y de época de lluvia.

Los alimentos

La chicha, la comida y las masas como elementos esenciales de la celebración de Todos los Santos en el área rural tarijeña marcan la pauta de una serie de rituales.

La preparación antigua se hacía frente al fogón en el que se reunían todos los participantes, hombres y mujeres, donde cada uno recibía puñados de granos molidos o bolos de masa para masticar o escupirla en una palangana.

Este procedimiento se utilizaba debido a que la saliva humana  es una rica fuente de amilasa, una enzima digestiva que facilita la conversión del almidón en azúcares, lo que favorece la fermentación de la bebida.

Se  ha sustituido en la actualidad por la levadura común que es utilizada para la producción de pan en donde también se encuentra presente la amilasa.

En las comunidades de la provincia Arce,  no son utilizados los términos “tantawawas”  o “turcos”, como se fue quedando en la ciudad de Tarija por la influencia andina,  para referirse a las masas preparadas para Todos los Santos.

En las comunidades de esta provincia,  generalmente se refieren a las preparaciones como masas o pan. (eP).

Los Datos

La chicha, la comida y las masas como elementos esenciales de la celebración de Todos Santos en el área rural tarijeña marcan la pauta de una serie de rituales con significados andinos pero que también son parte de la cultura tarijeña.

“Halloween”, festividad que va tomando más fuerza en Tarija.

EL APUNTE

Halloween” una fiesta  ya establecida en Tarija

Con el pasar de los años, Bolivia ha ido adoptando ritos y costumbres de diversas culturas ajenas a las tradiciones nacionales y Halloween es una de ellas.

La celebración de origen celta, también conocida como “Noche de Brujas”, establece su presencia en Tarija  a través del comercio, las fiestas de disfraces y en algunos casos, mediante la decoración de hogares y negocios.

En un  recorrido por las distintas calles de la capital tarijeña se  evidenció la gran oferta y demanda de artículos. Disfraces, pelucas, máscaras de terror, maquillaje y elementos de decoración son ofertados por un gran número de comerciantes.

Una cantidad considerable de personas, comenzaron a hacer sus compras para celebrar Halloween, la mayoría manifestó que los niños son los más emocionados y que es una “buena oportunidad” para pasar un momento en familia.

El punto de concentración en Tarija para esta fiesta occidental heredada, es la plazuela Sucre, donde puede verse cientos de niños disfrazados intercambiando caramelos.

Pese a los conflictos y al paro cívico, cientos de familias se concentraron ayer en la plazuela Sucre, con los niños disfrazados de personajes de terror. El Guasón fue uno de los disfraces más utilizados.  

NOTA DE APOYO

Fiesta de Todos los Santos en Bolivia

Todos los Santos es una celebración que se extiende por todo el territorio boliviano. Su esencia está marcada por la llegada de los ajayus  o almas de los difuntos, para quienes los deudos preparan un buen recibimiento que incluye la preparación de una variedad de masas como las t’antawawas, bizcochuelos y panes con forma de escaleras, así como alimentos o bebidas preferidos en vida por los difuntos.

La fiesta de Todos los Santos marca en el calendario andino el umbral del tiempo de jallupacha o de lluvias, cuyo carácter es esencialmente femenino, es decir, tiempo de crecimiento de las plantas.

Según relato del cronista Waman Puma de Ayala, antiguamente los pueblos del mundo andino sacaban a sus muertos de los denominados pukullos o bóvedas para darles de comer y beber.

Los vestían con sus mejores ropas, cantaban y danzaban con ellos. Este modo de celebrar la fiesta de los muertos ha sufrido transformaciones culturales con el correr del tiempo; sin embargo, la esencia de la cosmovisión aimara aún continúa con la espera de las almas.

Para esta cultura la muerte es asumida como un fenómeno natural que forma parte de la existencia humana, se denomina jaqi samaña o el descanso de la persona.

Actualmente,  las t’antawawas son la representación física de los difuntos; las escaleras de pan sirven para subir y bajar del alaxpacha  que significa “lo que está arriba en el cielo”, la cruz como medio de cristianización; las coronas o pillus como elemento de prestigio y status del fallecido; las guirnaldas de flores con cintas de color morado en las tumbas o altares como ofrenda.

La tradición señala que las almas llegan todos los años, cada primero de noviembre, a las 12 en punto, y se van de este mundo al día siguiente a la misma hora.

Según la tradición católica, las almas vienen encarnadas en moscas u otros insectos que se posan y dan vueltas encima de los alimentos del altar. Este día la puerta debe permanecer abierta, debiendo velarse toda la noche.