Noticias El Periódico Tarija

Estamos en la antesala de la nueva semana, comenzar de nuevo, como cada siete días, los lunes no son exactamente los preferidos. Pasó el viernes que es la antípoda del lunes, muchos aprovechan para salir en la noche, reunirse con los amigos, divertirse un poco. Otros trabajan al día siguiente y deben portarse bien. Lo cierto es que viernes y sábado son de descanso, relax y pasarla bien, las fiestas, parrilladas, discotecas, etc, dan lugar al consumo de bebidas alcohólicas, en exceso generalmente. El reporte médico dice que la mayoría de los casos que se atienden en el hospital son por esa causa. Asimismo, muchas personas conducen sus vehículos a pesar de haber bebido bajo influencia del alcohol.

De un tiempo a esta parte el control policial se ha vuelto más estricto, lo que saludamos, incluso se ha establecido «tolerancia cero», es decir, no se puede tener una «gota» de alcohol si se está detrás de un volante. Es una medida extrema, dura, pero necesaria, no estamos en contra de ella, la apoyamos… mientras sea bien aplicada y no de lugar a abusos. La Comandancia Departamental de la Policía es la que debe velar para que la ley se aplique correctamente y no se caiga en extremos. Lo bueno de esta medida es que muchas personas están aprendiendo y prefieren tomar un taxi que exponerse ya que saben que consumirán alcohol. Lo malo es que llegan cada vez más denuncias de abusos policiales, que van desde mal trato hasta cobros indebidos, incluso inculpando a personas que no han consumido. Sabemos que en todos lados se «cuecen habas» y no por unos cuantos podemos criticar a toda la policía, pero a veces se llega a generalizar y la imagen de esta institución se desgasta. Consideramos que los resultados son positivos pero se debe también ejercer un control estricto internamente para que no se presenten casos como los mencionados. Es muy cierto que un oficial actúa siempre a la defensiva porque no sabe con quién se encontrará cuando detiene un vehículo pero eso no le otorga derecho a ser violento, descortés y hasta malcriado. También es evidente que se le debe respeto en cualquier circunstancia y algunos no lo hacen. Es urgente trabajar en ese nexo entre policía y población, de manera que se recupere la confianza y veamos en los uniformados verdaderos servidores públicos que son un auxilio y garantía para nosotros los civiles y no un riesgo potencial.