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Antes del Gran Premio de Hockenheim (Alemania) de Fórmula 1 que se largó bajo la lluvia, el hijo de una leyenda protagonizó uno de los momentos más emotivos de la temporada: Mick Schumacher, hijo de Michael, manejó la Ferrari F2004 con la que su padre consiguió su séptimo título del mundo y le permitió ganar 13 carreras en 2004, una de ellas en Alemania.

Con 20 años, Mick integra el equipo de Prema en Fórmula 2 y el pasado 5 de abril se subió por primera vez a un Fórmula Uno en los ensayos con Ferrari en Bahrein. Mick, quien también forma parte de la Ferrari Drivers Academy, ya había tenido la oportunidad de conducir el Benetton F1 que Michael utilizó en 1994 durante Spa-Francorchamps en 2017.

«Por supuesto fueron muchas emociones, sería una mentira decir que no fue así. Espero que haya sido divertido para la gente, traté de sentirlo pero también traté de sentir cómo funcionaba el auto y de tener un panorama de cómo se comportaba. Cada vez es una emoción diferente. Ahora estamos diez años adelante y fue interesante ver cómo cambiaron las cosas, los autos», reflexionó ante las cámaras después de su experiencia con la Ferrari F2004.

«Solo quería salir y conducir. Obviamente, tener que esperar, incluso para la salida, fue como una tortura. Yo solo quería que se encendieran las luces y salir. Saliendo del pitlane y entrando al pitlane nunca perdí la sonrisa. Siempre estuvo en mi cara. ¡Incluso cuando bloqueé ruedas estaba sonriendo! Fue realmente genial», agregó Schumacher.

Michael sufrió un accidente de esquí el 29 de diciembre de 2013 mientras vacacionaba junto a su familia en los Alpes franceses. Desde aquel día, la salud del heptacampeón del mundo es una incógnita: «Pueden estar seguros de que sigue en las mejores manos y que hacemos todo lo posible para ayudarle. Entiendan, por favor, que seguimos los deseos de Michael y que mantenemos una cuestión tan delicada como su salud, como siempre, en privado», manifestó su familia mediante un comunicado el pasado 2 de enero. Si se emocionó viendo a su hijo conducir su auto será una incógnita sin respuesta.

FUENTE: LA NACIÓN