Noticias El Periódico Tarija

No es que no existían o no había uno de ellos en Tarija, sin duda como en cualquier otro lugar, los teníamos con nosotros, sin embargo la construcción de la ciudad no los tomó en cuenta, ni siquiera muy entrado ya el siglo XXI. 

Las personas con capacidades diferentes desde siempre tuvieron que enfrentarse a una realidad urbana que no los tuvo en sus planes, para la que ellos no eran tan importantes como para incluirlos, no es que exageremos y no hablamos de discriminación ni nada, simplemente estuvieron fuera de lo que comúnmente usa sin problemas el resto de la gente.

Los discapacitados tuvieron que entender que tenían que ser ellos los que se acomoden al resto sin que se contemple un esquema incluyente en el que sí es posible co existir. Personas no videntes teniendo que caminar por aceras estrechas y desniveladas, arriesgándose a cruzar en una esquina adivinando si pasa un vehículo o no, pensar en sonidos que las guíe o alerte hoy en día es una utopia en esta “ciudad Inteligente”. Sillas de rueda que tampoco pueden circular por las aceras porque o son muy estrechas o tienen baldosas removidas que representan un riesgo, para que ir tan lejos si no hay por donde suban o bajen de la vereda, que vayan por la misma calle es un suicidio por el desorden vehicular y la falta de educación vial predominante. Las instituciones públicas aún adolecen de falencias o carencias que le impiden a un discapacitado ingresar o salir de ellas. Cómo sube alguien en silla de ruedas al salón rojo de la gobernación o de la alcaldía por ejemplo, para qué preguntar cómo baja. Las instituciones privadas, como los bancos, han ido adaptando sus instalaciones, a veces tan caprichosamente, que hasta risa provocan. Muchos ocupan inmuebles alquilados y pensados para viviendas y no para oficinas. Capítulo a parte merece la atención que reciben estas personas en entidades estatales y también particulares.

Mire que los no videntes y los que no pueden caminar por si solos no son los únicos con capacidades diferentes, hay muchos ejemplos más por desgracia, que padecen lo mismo o más que ellos. A pesar de todo lo que se ve, se informa y publica, todavía no avanzamos lo suficiente para que estas personas se sientan tan parte de la sociedad como el resto.