Cuan limpia es una ciudad no depende tanto de sus instituciones pero si
de sus habitantes, la educación de su gente se deja ver en aspectos como
este, lo que no quita responsabilidad a sus autoridades que son las
encargadas de marcar el ritmo de la urbe pero también de educar y
orientar a la población, en virtud de lo que significa administrar una
urbe.
La otrora limpia Tarija, hoy nos muestra desechos por todo ello, no
importa la hora. Parques y avenidas lucen montículos de desperdicios,
sus calles exponen desechos de todo tipo, sus áreas verdes son espacio
propicio para arrojar basura que incluye desde comida en mal estado
hasta papel higiénico usado.
Antes nos sentíamos orgullosos de la limpieza de nuestra ciudad, hoy
vemos como quien llega se desencanta porque no había sido como le
contaron. Esa Tarija quedó atrás, ¿ por gente más sucia?, es posible. ¿
Por autoridades que no se ocupan del problema creciente?… sin duda. Se
trata de una balanza que se desequilibra fácilmente por lo que cada
factor influye pero al tener instituciones sin fuerza el problema crece.
Es tiempo que el municipio encare esta problemática de manera integral,
no aisladamente, que plantee soluciones y exija la ayuda y cooperación
de los vecinos, haciendo entender que es una tarea de todos, en la que
cada quien tiene un rol asignado.
