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ECOOSFERA

Antes de empezar a repasar las veleidades que tiene perder el tiempo con sentido, tanto para nuestro bienestar psíquico como físico y emocional, deberíamos preguntarnos algo: ¿es el tiempo algo que se pueda perder?

Podemos arriesgarnos a asegurar que, en realidad, el tiempo nunca se pierde: él sólo sigue ahí, discurriendo –y eso si es que el tiempo existe–. Somos nosotros los que sentimos que lo perdemos o, por el contrario, que lo hemos usado sabiamente. Todo depende de lo que creamos que es malgastar o aprovechar el tiempo.

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Paul César Helleu (Francia, 1859-1927), La Lettre

Aunque estas nociones suelen surgir del imaginario colectivo: es por eso que, en la actualidad, tenemos muy interiorizada la necesidad de ser “productivos” y de no distraernos con nada. Pero al mismo tiempo, nos enganchamos con facilidad con los distractores digitales, como las redes sociales, cuyos algoritmos predicen nuestros gustos para captar nuestra atención.

Esto nos ha puesto un poco paranoicos en lo que se refiere al uso del tiempo. Pero incluso si adoptamos la noción de que “el tiempo se pierde”, ¿qué tal si lo perdemos con sentido? ¿es posible hacer esto en nuestra época? La ciencia cree que sí.

Brent Coker, quien estudia el comportamiento de los usuarios en entornos digitales, comprobó que navegar en Internet hace 9% más productivas a las personas. En el estudio conducido por Coker y la Universidad de Melbourne se encontró también que las actividades de ocio del 70% de los internautas consisten en buscar información sobre productos y leer online, y que los videojuegos ocupaban el quinto lugar, mientras que ver YouTube estaba en la posición 7.

Según Coker, esto podría deberse a la propia resistencia de nuestra atención, la cual, además, suele tener diversas modalidades. Pero nosotros casi siempre queremos usar la llamada “atención activa”, y por un tiempo ilimitado. No obstante, el intervalo de atención para un adulto –es decir, el tiempo que podemos mantener la concentración– no es más de 20 minutos. Por eso, Coker concluye que navegar en Internet es una forma de perder el tiempo con sentido, ya que:

La gente necesita alejarse un poco para recuperar su concentración. Tan sólo recuerde cuando estaba en clase escuchando una conferencia: después de unos 20 minutos, su concentración probablemente disminuía, pero después de un receso se restablecía.

Además, en otros estudios neurocientíficos se ha comprobado que podemos prestar atención a una cosa y resolver otra, pues la atención que dos actividades distintas nos pueden demandar surge de distintos procesos neuronales. Esto se llama “pensamiento inconsciente”, y estimularlo con un poco de buena procrastinación nos puede servir para tomar mejores decisiones e incrementar nuestra creatividad.

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Andrea Manica

¿Con qué me distraigo?

Antes que nada, reflexiona sobre lo que estás a punto de hacer. ¿Qué sentimiento te originará? ¿Te proporcionará alivio o te hará pensar en tus problemas? ¿Lo harás por placer o para evadir una responsabilidad? ¿Estimulará tu creatividad? ¿Te dará energía?

Recuerda nunca dejar las metas de lado, o de otra forma la procrastinación podría no tener fin y generarte ansiedad. Pero aprende también a vivir el aquí y el ahora, disfrutando el momento presente.

Procrastinar en la red

Es probable que ver redes sociales como Facebook te genere ansiedad, que te recuerde un problema con un amigo o te produzca sentimientos encontrados. Evítalas a toda costa.

Es mejor distraernos con cosas como videos de gatitos o de cualquier animal que nos cause felicidad observar. También puedes probar ver páginas como esta de la NASA, donde cada día muestran una fotografía distinta del universo. O puedes explorar páginas en donde descubras los sonidos de la naturaleza, como esta que es toda una cartografía sonora. También puedes hacer test, que de paso pueden darte algo de información útil y te despejarán. O tomar uno de los cientos de cursos que están disponibles en línea.

Realmente hay mucho con qué perder el tiempo con sentido en Internet.

Procrastinar en el mundo real

Por supuesto que no todo termina en los entornos digitales, ni tiene por qué quedarse en el eterno loopde sus GIFs. Al contrario: hay mucho que hacer en el mundo real, aunque las nuevas generaciones se han olvidado de ello.

Tan sólo en la naturaleza tenemos el mejor manual para aprender a vivir. El mundo natural no nos exige protocolos ni grandes inversiones para acceder a él: sólo tenemos que estar dispuestos a “perder nuestro tiempo” dando un paseo en el parque, o saliendo un fin de semana a cualquier sitio natural cercano a observar el cielo. Ver eventos astronómicos, como todos los que habrá en este 2019, es también una buena manera de distraernos, y son momentos que podemos aprovechar para reflexionar.

Pero quedarte en casa no es una condena al aburrimiento…

¿Sabías que escribir a mano estimula la creatividad? Esa y otras razones son una buena excusa para aprender caligrafía o, si ya eres un maestro en el arte de la escritura, para ponerla en práctica. También puedes hacer manualidades, como tejer, y verás que hay muchas formas alternativas de entrar en estados psicodélicos. ¿Y qué tal aprender a cocinar? Puedes aprovechar tus horas libres para esto, y descubrir que cada paso de la alimentación humana es –y debe ser– un ritual sagrado.

Todas estas actividades tienen algo en común: dotan de sentido a la vida. Por eso es que hay formas de perder el tiempo con sentido, y haciéndolo nada se pierde: todo se transforma.