Por: Nelson Aguilar Rodríguez, de Izquierda, Exdirigente MAS Cercado
El 8 de marzo “Día internacional de la Mujer”, no es una celebración; es la conmemoración a un evento cruento que conmociono al mundo, porque 123 trabajadoras y 23 trabajadores murieron quemados al encerrar los dueños una fábrica textil y donde estas trabajadoras (es) resolvieron parar el trabajo como protesta a sus precarias condiciones laborales, de abuso y explotación y salen a la calle a expresar sus derechos. Según la historiadora Liliane Kandel, a partir de los años 50 se comenzó a construir el mito de la fecha. Así, hay quien sitúa el incendio de 1911 de la fábrica Triangle Shirtwaist en el 8 de marzo de ese mismo año, sin embargo, está probado que ocurrió el día 25. Hay otro quien expone que ese incendio se produjo en otra fábrica el 8 de marzo de 1908, también en Nueva York (otras versiones de la historia la sitúan en Boston), hay quien remonta los hechos a 1857 y hay quien da todas las versiones por válidas. De cualquier forma, en esta fecha conmemoramos el incendio de Nueva York en el que realmente murieron estas 146 trabajadoras(es) en 1911. ¿Quiénes eran?, inmigrantes, judías, jóvenes del este de Europa e Italia. Era la primera vez que las mujeres se unían para reivindicar mejoras y, por lo tanto, sus derechos: pedían la reducción del horario de trabajo diario que era de 16 horas, a 10 horas diarias. Mejora salarial, ya que ellas percibían un tercio del sueldo que recibían los hombres (…). En agosto de 1910 la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, a propuesta de la socialista alemana Luise Zietz apoyada por Clara Zetkin, como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres. El 8 de marzo quedó apuntalado como fecha eminentemente revolucionaria por los sucesos del 8 de marzo de 1917 en la Rusia tzarista: miles de mujeres salieron a las calles clamando por sus derechos, contra la explotación y las guerras que la burguesía imponía al pueblo; ellas detonaron la Revolución Rusa de Octubre 1917 (ENFP).
En nuestra historia tenemos admirables mujeres y su familia: en la colonia a la guerrera Bartolina Sisa que lucho conjuntamente con su esposo Tupaj Katari contra la colonia española (1781), Juana Azurduy al lado con su esposo Ascencio Padilla que lucharon en la guerra de la independencia(1808 y 1814), en la república la tropa de los soldados combatientes de infantería iban en retaguardia con sus esposas “ las rabonas” que cuidaban a los combatientes acompañados de su pequeños hijos al lado, “¡Oh, rabona boliviana, tan heroica como los guerreros yacentes! (Querejazu), la admirable niña Genoveva Ríos en la guerra con Chile, se encaramó por una ventanilla y desatando las piolas se apoderó de la bandera como si en ese estrujo estuviera protegiendo la misma imagen de la Patria” (1879), en la Guerrilla de Ñancahuazú Tamara Bunke – “Tania” (1967) y Monika Ertl. La democracia se le debemos al hecho 28 de diciembre de 1977, donde Luzmila de Pimentel, Nelly de Paniagua, Aurora de Lora y Angélica de Flores (Guevaristas), esposas de dirigentes sindicales mineros, y sus 14 hijos tomaron las oficinas del segundo piso del Arzobispado católico de La Paz y se declararon en huelga de hambre. Un día después, los niños abandonaron la extrema medida y fueron reemplazados por los sacerdotes Luis Espinal y Xavier Albó, el obispo metodista Pastor Montero, y Domitila Chungara (Guevarista). Hay muchas para destacar, pero estas mujeres se arriesgaron y dieron la vida por un mundo justo, buscando otro sistema para que la humanidad resista. Hoy, Bolivia, con la Constitución Política del Estado; la participación de las mujeres en el Parlamento, le llevo a ser el segundo país del mundo con el 53,1 %, después de Ruanda (ONU Mujeres 2017), EUA solo tiene es un 23,2% una mujer por cada cuatro hombres (coto de ricos y blancos).Los cambios de la historia del mundo, por los hechos acontecidos no se pueden escribir sin la dimensión participativa de la mujer, de su pareja y de sus familias, donde todos hemos ganado o hemos perdido. Y, en la revolución y la vida compañeras, somos iguales y juntos construiremos el mundo de la nueva sociedad que está delante de nosotros, hay tareas a realizar como: la despatriarcalizacion, descolonización del sistema capitalista (…), violencias patrimoniales, económicas y laborales hacia las mujeres en Bolivia (ONU). “Nuestro principal enemigo es el miedo, y lo tenemos dentro” (D. Chungara). Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres (Rosa Lexenburgo).