Roberto Barriga/Bolinfo/Tarija
(el Periódico-Febrero 27/2019) “El Mono” (Jorge Martínez) tal vez podría contar esta introducción, pero no puede, está muerto, murió en el penal donde los desterrados de la sociedad tuvieron que callar y ver como la justicia que se aplicó sobre ellos, se burló en lo que sucede alrededor, debido a que en el entorno del penal de Morros Blancos, también existían denuncias sobre el uso de terrenos públicos pertenecientes al Ministerio de Gobierno, cobros de alquileres, venta de lotes como un convenio para que funcione una auto venta.
El negocio alrededor del penal
Tarija 10 de diciembre del 2008, Richard Vásquez Burgos, Juan Daniel Chilaca emiten una misiva de solicitud de entrevista con Ariel Miranda Suárez, actual director departamental de Régimen Penitenciario en Tarija. El motivo es de solicitar el arriendo de predios que tiene a cargo el penal al lado de la Parada El Chaco.
Se firma un convenio con los señores Burgos y Chilcana por el alquiler de dichos predios, en el documento se dicta: “La suscripción del mismo tiene como propósito otorgarles un espacio ubicado en la parte norte de los terrenos de la Parada del Chaco, propiedad del Ministerio de Gobierno, ubicados al límite norte del penal de Morros Blancos y afuera del recinto carcelario, espacio que será utilizado para la exhibición , muestra y venta de vehículos (Auto venta) a cambio de un pago determinado”.
El documento largo y extenso continúa y en su décima cláusula, segundo párrafo dicta que dichos ingresos serán destinados para coadyuvar a una mejor habitabilidad, alimentación, asistencia médica o social de los privados de libertad.
Funcionaba un auto venta, en terrenos públicos y el dinero no llegaba a manos de las personas privadas de libertad, según un entrevistado: “jamás vimos un peso”.
Ariel Miranda reconoció que se firmé este convenio, pero era ilegal, así que “jamás” fue realizado un cobro, por lo que quedó nulo en tres días.
“Hemos firmado una vez un convenio, pero que ha sido de mala fe, había presión de algunos internos que siempre han tenido el control de la cárcel, firmamos, pero a los tres días lo anulamos, porque no era legal. Nunca hicimos los cobros. Han mostrado el convenio, pero no los resultados del mismo”, argumentó Miranda.
Además, Miranda niega que el convenio era para un auto venta, alega que era para un lavado de vehículos que funcionaría para que los privados de libertad que salgan tengan una fuente del trabajo.
El mismo documento dice lo contrario, y está claro que era para un auto venta. Además Miranda, sostiene que este negocio no era de su incumbencia y fue la anterior directora la que tenía estos tratos, pero la carta se dirigía a Miranda y el convenio está firmado por él.
“No tenía que ver nada el penal con el auto venta, pero hicimos el convenio, porque ellos han venido a pretexto de hacer un lavado de autos para que los presos que salgan de libertad puedan trabajar ahí o tener un acceso, pero no han cumplido, y eso también ha sido una de las razones de que no tenga validez el acuerdo. Cuando me hice cargo del recinto penitenciario, lo primero que he pedido es que abandonen, ya no tenían el convenio, se durmieron en sus laureles la anterior directora” declaró.
Ante la declaración del director de Régimen Penitenciario de no haber cobrado “jamás” por este auto venta, existen dos recibos donde Daniel Chilcana -uno de los socios- hace el pago de Bs 1600 y otro de Bs 800.
Uno legiblemente recibido por Liborio Fernández Lazo Delegado de Morros Blancos en su momento, y el otro con un sello del delegado del penal.
Existe un tercer recibo donde entregan conforme la suma de Bs 800, los señores Richard Vásquez y Juna Chilcana, y recibe conforme Ana Rosa Mancilla asesora del Régimen Penitenciario en su momento.
Existe una contradicción con la declaración de Miranda respecto a un lavado de autos y sobre los cobros, aunque en los recibos no figura el director de Régimen Penitenciario.
Vecinos asentados en las zonas erosionadas de Morros Blancos, enviaron en el año 2015 una carta al presidente Evo Morales Ayma, solicitando ayuda para que no los desalojen de sus viviendas.
El documento argumenta que el año 2009, una persona de nombre Ariel Miranda les demandaba por el pago de alquileres.
Miranda respondió que es una “difamación” y las denuncias que le hacían, eran debido a que estaba tratando de recuperar los terrenos pertenecientes al Estado.
El representante de Régimen Penitenciario dijo que trataron de difamarlo, además, alegó que no hay ningún recibo a su nombre.
“Este documento también lo tengo con las personas que supuestamente me están denunciando, quienes ocupan los predios que les había alquilado otra persona”.
Según la explicación del director de Régimen Penitenciario, lo que ocurrió es que esta tercera persona les indicaba que los cobros eran a su nombre.
“Esto ha sido una represalia, porque hemos recuperado predios del Ministerio de Gobierno y no solamente mi persona, sino con todas las autoridades del Ministerio del Gobierno” declaró.
Ya en el año 2005, fue realizado un convenio con la asociación de comerciantes de la Parada al Chaco, donde alquilaban los terrenos para comercio y beneficio de los privados de libertad.
Si bien Mirando todavía no estaba como director de Régimen Penitenciario, existen denuncias de que alegados a él reciben los cobros por estas mediaciones.
Miranda explicó que no tiene “nada que ver”, que no era director ni siquiera cuando sucedió aquello, además que no existen recibos a su nombre, y figuraba su anterior abogada en ellos, sin embargo, no era su firma.
El director departamental de Régimen Penitenciario, es constantemente acosado por denuncias, tanto fuera como dentro del penal, tiene una respuesta para cada una de ellas, y ninguna llegó a instancias superiores, ni a procesarlo.
Cuando dos funcionarias extrabajadoras de Régimen Penitenciario lo denunciaron por acoso sexual elevando una misiva hasta al mismo Ministerio de Gobierno, la Justicia no lo encontró culpable y resultó a su favor. Miranda las demandó por difamación, tampoco tiene denuncias en el Ministerio Público.
Amor y otras drogas
No hablo de la sensual Anne Hathaway Jake Gyllenhaal, seguimos en el penal de Morros Blancos, donde mucho se dice, mucho sucede, pero poco se demuestra.
Según internos son “muchas” las cosas que suceden, el reportaje en opinión de algunos no refleja la realidad, es más dura; sin embargo, no es fácil demostrar las actitudes de abuso, bravuconería, extorsión, “solo los extorsionados lo sabemos” indicó un privado de libertad, cuyo nombre se guarda en reserva.
Desde bodas entre internos hasta damas de compañía, desde amenazas de muerte hasta mala alimentación, los reclusos explican todo, pero, “algunas cosas” son tan inverosímiles que no tienen forma de fundamentarlo.
Lo explica la activista por derechos humanos Yolanda Herrera. “El nivel de riesgo es bastante alto, porque hay un nivel de corrupción entre algunos internos que también hacen un trabajo en servicio de… pero corroborar eso es bastante difícil, creo que lo que se hizo es intimidar y amedrentar, embargar la voz de las personas, la anterior defensora del pueblo tenía bastantes evidencias de todo lo que se hizo, pero no ha pasado absolutamente nada, y eso que son instancias del Estado”, explicó.
Herrera indicó que es una activista voluntaria, no trabaja, ni le remuneran por hacerlo, pero tiene una impresión de sufrimiento, por la vulneración de los privados de libertad en los centros de reclusión, siente “indignación”.
En su opinión y experiencia, estos casos son los más difíciles, debido que las personas que se animan a salir y demandar públicamente se ven sometidas a torturas y vulneración de sus derechos.
“Existen muchísimas injusticias, no hay un estado de derecho, hay personas que están en alto riesgo de vulnerabilidad que efectivamente no se sostiene desde los que tienen que velar para que exista un cumplimento de los derechos humanos y aplicación correcta de la justicia no hay un compromiso con ello” agregó.
Martin Layme B. Jorge Martínez alias El Mono, Aurelio Valencia, Deybi Quispe alias El Chacal, Carlos Molina, fueron desterrados al penal de Morros Blancos y perdieron la vida, estaban bajo el cuidado del Estado. Ahora son libres, el Estado les ha fallado y falló a la sociedad.
En penal de Morros Blancos como reflejo de nuestra sociedad
Por Roberto Barriga.
En 1975 el filósofo francés, Michel Foucault, introducía uno de los libros sobre poder y disciplina que hasta hoy es objeto de estudio. En él remarcaba cómo se disciplina a la sociedad desde distintos aparatos del Estado, y cómo el poder hace que el sujeto nazca. Si bien estudia el poder y los medios en los cuales se sostiene y se ejercen no hay que entender que estaba en contra de él.
En uno de los mejores capítulos (Ilegalismos y Delincuencia) el filósofo francés sostiene que la delincuencia funciona como un observatorio político. Podemos diagnosticar a una sociedad por su delincuencia. Es una forma de vernos reflejados en conjunto, la afirmación va en el sentido de cómo se puede controlar a una sociedad a través de la delincuencia, explicó.
“Prisión y policía forman un dispositivo acoplado; entre las dos garantizan en todo el campo de los ilegalismos la diferenciación, el aislamiento y la utilización de una delincuencia. En los ilegalismos, el sistema policía-prisión aisla una delincuencia manejable. Ésta, con su especificidad, es un efecto del sistema; pero pasa a ser también uno de sus engranajes y de sus instrumentos. De suerte que habría que hablar de un conjunto cuyos tres términos (policía-prisión-delincuencia) se apoyan unos sobre otros y forman un circuito que jamás se interrumpe. La vigilancia policíaca suministra a la prisión los infractores que ésta trasforma en delincuentes, que además de ser el blanco de los controles policíacos, son sus auxiliares, y estos últimos devuelven regularmente algunos de ellos a la prisión.”
Es decir que estos sistemas conforman un solo aparato y entrar en él significa pertenecer, no siempre se entra como privado de libertad, se puede entrar por otros aparatos, por ejemplo existen policías que eran guardianes del recinto y ahora son compañeros de los reos, penetraron por tráfico de sustancias controladas, es decir, el dispositivo acoplado se demuestra en que funcionan en un mismo fin, en este sentido, el de obtener y proveer estupefacientes.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche sostenía una célebre frase “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.” En este circuito que jamás se interrumpe de Foucault, los policías están a la par de los fiscales, es un aparato -policías y fiscales- de suplemento de infractores que tienen que mantener una máquina, un sistema judicial voraz que no tiene piedad con nadie. En países industrializados esta necesidad es imperiosa, mueve industrias, y es un bien económico, entonces se precisa más reos para alimentar una máquina de consumo para un mercado de armas, cámaras de vigilancia, personal de seguridad, entre otros.
Si bien no es nuestro caso, estamos apuntando por ese camino.
Ahora, porque los fiscales son cómo los policías, tanto a la par de policías que necesitan justificar sus ingresos, es más fácil ser policía de narcóticos que de homicidio, por narcóticos asciendes más rápido y como detective de homicidios puedes apsara los antes de hacer un arresto.
Veamos el caso del periodista Cristian Mariscal, la cárcel está sobrepoblada de privados de libertad sin sentencia, algunos hace años, pero su caso no se desestima, y vemos fiscales que son como dueños de hotel que facilitan el ingreso a personas a conveniencia de sus bolsillos, es ahí donde está la industria, en el soborno que recibe el fiscal por administrar justicia.
¿Cuantos fiscales pertenece a este circuito que jamás se interrumpe según Foucault? ¿Cuántos están de Morros Blancos?
Alguien si no soy yo, hará el conteo de la cantidad de exfiscales que ahora son pobladores del penal de Morros Blancos, cuántos serán compañeros de los que encarcelaron. Ayer entró el exfiscal Ugarte, hace unos meses María Cristina M. B. En el año 2000 el exfiscal de Yacuiba cayó también, el 2017 un fiscal fue aprehendido por golpear policías, creo que se entiende el punto, estas personas miran al abismo mucho tiempo, y son parte de una industria que existe para encerrar personas.
Que no se entienda que existen leyes y las personas debemos acatarlas, de todas formas, lo que ronda alrededor del crimen es la ilegalidad, una aporía y contradicción, teórica en práctica parece hasta natural y normalizada.
El penal de Morros Blancos habla de nuestro reflejo como sociedad civil, como sociedad política, como personas y ciudadanos. Si bien existen autoridades deberíamos preguntarnos como personas cuál es nuestro aporte o contribución para que la ilegalidad no sea una norma que ronda los centros donde están los reclusos.
El apunte
Muertes en el penal
Tres de los cinco fallecidos participaron en el último motín que sucedió en la gestión pasada. Los fallecidos son El Chacal, El Nano, Deybi. Según Miranda, sus muertes no tienen nada que ver con el motín, son incidentes distintos y asilados, indicó.
“En el bloque de seguridad han sido cuatro internos: El Chacal, El Nano, Deybi están fallecidos pero no tienen nada que ver sus muertes con el último motín, sino me hubieran procesado a mí, la fiscalía me hubiera abierto un proceso, si yo tuviera algo que ver sería ilógico. Tengo cuatro años sin muertes, pero lastimosamente han sido seguiditos. El Nano meses antes de morir había tenido problemas de un ajuste de cuentas” explicó el director del Régimen Penitenciario.
Los datos
El Penal de Morros Blancos según Miranda tiene capacidad para para 589 cuenta con 630.
Indicó que el bloque de seguridad tiene una capacidad para 120 internos. Tiene 30.
El 26 de octubre del 2018 Página Siete publicó una nota y afirmó hacinamiento y malos tratos.
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