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Mayor Franz D. Santander Calle
Los conductores al momento de estar al mando de un motorizado, deben tener una habilidad para participar sus emociones y principalmente una gran responsabilidad, tanto para sus pasajeros y los peatones, evitándose conflictos en las vías, garantizando la seguridad vial.
Para esto, deben acogerse a ciertas disposiciones que son fundamentales, en la normativa vial, como el artículo 20 del Código Nacional de Tránsito, que establece las siguientes prohibiciones básicas para los vehículos en circulación: a) Está prohibido el uso de la bocina durante la noche. En el día solamente será utilizada en casos de emergencia, ya que la norma internacional y los fabricantes de vehículos, la describen como un artículo preventivo y de uso en casos muy ocasionales.
La frase “no toque bocina” técnicamente está diseñada solo con una intención: alertar sonoramente a los demás conductores ante un imprevisto, pues la bocina es un dispositivo, que al ser presionado emite un sonido. Se dice que una de las propiedades físicas de un sonido es su movimiento en ondas que va hacia todas las direcciones, significa que afecta a cuanta persona está a su alrededor, por eso se requiere algo de cultura.
En nuestras ciudades, muchos conductores desconocen el daño que pueden ocasionar a las personas que se encuentran cerca del motorizado que emite el sonido, utilizándola para todo tipo de situación, como para atraer pasajeros en las principales avenidas, pretender mejorar el tráfico vehicular cuando existe congestionamiento o bloqueos, para hacer abrir garajes, para saludar a un casual amigo e incluso para admirar (piropear) a una dama, cuando su verdadero objetivo es de alerta sonora.
El uso desmedido de la bocina, también se puede interpretar como una iracunda reacción del conductor y mostrar su verdadero carácter intolerante, ya que se refleja en su relación directamente proporcional al número de bocinazos.
En otras situaciones, los conductores utilizan la bocina para apurar a alguien, para que salga rápido de su casa o de la oficina y descargan su furia con este elemento, olvidándose que no deben utilizarlo libremente y de forma irresponsable.
En la actualidad las ciudades sufren una elevada contaminación acústica, no sólo por el ruido que generan los automóviles, también por las obras en las calles, vehículos de limpieza y el bullicio habitual que generamos las personas. Por este motivo, que ocasionalmente las autoridades, realizan campañas preventivas contra el ruido y se ven obligadas a regular el nivel de ruidos para garantizar el confort y mejorar la salud de los ciudadanos.
Según investigaciones, se dice que la población desconoce los efectos del ruido en la salud. Mucha gente ignora que el potencial de daño en el oído de una fuente de ruido no solo depende de su volumen, sino también de su duración.
Las personas que corren mayor riesgo de sufrir efectos en su salud, son los policías, los vendedores ambulantes, los niños, las personas discapacitadas y las mujeres embarazadas, pues están expuestos a niveles altos y permanentes de contaminación.
Es preciso recordar a los conductores, tanto del servicio público como privado, que en las zonas céntricas y de alto flujo vehicular, el nivel de decibeles (medida de los sonidos) alcanza entre 90 a 100, cuando lo normal es entre 50 a 60 y los bocinazos son causas principales para provocar estrés, dolores de estómago, dolores de oído, presión alta, problemas cardiacos.