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ANDRÉS TÓRREZ TÓRREZ
Ante una mala campaña de un equipo de fútbol, se dice que fue una temporada para el olvido, en el caso del Club Atlético Ciclón, esto no corresponde, por cuanto la parte deportiva para el equipo albiceleste a pasó a un segundo plano y la prioridad, pasó a constituirse su propia vigencia institucional.
El comienzo de la temporada, fue de lo más normal, Ciclón comenzó con varios refuerzos y en el Apertura no desentonó, hasta la duodécima fecha, había obtenido 9 victorias, 2 derrotas y un empate y ocupaba el tercer puesto en la tabla de posiciones.
Sin embargo en la recta final de ese torneo, se oficializó la primera advertencia de la FIFA por la demanda del argentino Gabriel Díaz y posteriormente de la FBF, por el jugador Álvaro Paniagua, que originó la primera crisis a nivel de la dirigencia de Ciclón, en otras palabras se borraron y nadie sabía que podría pasar.
Obviamente esta incertidumbre se hizo carne entre los jugadores y muchos de ellos, determinaron dar un paso al costado, llegando al Campeonato Clausura con un equipo muy disminuido y una dirigencia absolutamente inoperante, que más que afrontar la realidad, se sumió en una inercia total, a la espera de lo que podría suceder.
Las quejas del director técnico Cristian Bernadas, que sustituyó a Milton Maygua, se dejaron escuchar de manera dramática, el equipo quedó librado a su propia suerte, mientras los jugadores que demandaron al club, se mostraron predispuesto a negociar, por el miedo a que el club, tal como lo dijeron su momento, podría desaparecer y ellos perderían la “soga y la cabra”.
A esta altura de los acontecimientos, cuando el barco se quedó sin capitán y los marineros, las horas y los días de Ciclón, parecían estar contadas en el seno del fútbol tarijeño, surge un último intento, gestado por los expresidentes y el Tribunal de Honor, que se resisten a que el crédito del fútbol tarijeño pueda desaparecer.
Asumen acciones de inmediato, porque la situación no ameritaba otra salida, toman las riendas de la institución, logran amortizar parte de la deuda con los jugadores Díaz y Paniagua y resuelven instrumentar un plan de contingencia para el reordenamiento institucional, que lleva una aparente tranquilidad a las maltrechas filas del equipo albiceleste.
Mientras tanto el equipo albiceleste, olvidado por propios y extraños, especialmente de su hinchada, hizo lo suyo, arañó algunos resultados que le permitieron no verse involucrado con el descenso para no agregar más males a un año que fue para el olvido, pero que paradójicamente Ciclón no los olvidará, para no volver a incurrir en los mismo errores que lo llevaron esta lamentable situación.