REDACCIÓN CENTRAL / BOLINFO/ TARIJA
(elPeriodico- Octubre 14/ 2018) Preocupa cuando se dejan pendientes durante años, responsabilidades que no se atienden cuando debe procederse en función de un plan. Sin embargo, no sorprende porque es parte de la forma en que llevamos las cosas y de lo que no nos enorgullecemos.
En la esquina de las calles Bolívar y Gral. Trigo de la ciudad de Tarija, se encuentra la casa de quien fuera alcalde de esta urbe, Isaac Attie, una casona que muestra el encanto de otros tiempos y que sufre justamente las consecuencias de su paso y la desatención del olvido.
Ante su deterioro, los riesgos de desmoronamiento y el hecho de que por el lugar transita mucha gente exponiéndose a un accidente de serias consecuencias, en primera instancia se colocaron puntales de madera en las paredes, afectando el tráfico vehicular ya que por la estrechez de las aceras, invadían la calle. La gente pasaba igual por debajo de los mismos o dándoles la vuelta por la calzada, el riesgo era inminente.
Luego, el municipio colocó calaminas que abarcan toda la esquina, dando peor aspecto que los puntales, lo grave era que estaba abierto a un lado y al otro y quien no quería ir por la calle, caminaba detrás de esas calaminas en una especie de callejón que se formaba. Ni mencionar que en las noches servía como baño público y hasta como un escondite para apasionantes relaciones amorosas.
Para contrarrestar la mala imagen en el casco histórico y por ser las arterias por donde pasan los Chunchos en la fiesta de San Roque, a alguien se le ocurrió pintar en ellas unas figuras coloridas de los promesantes, en algo para bien cambió, aunque el problema solo se cubrió con un poco de arte.
Se dijo que se restauraría la vivienda, que sería un museo, que se compraría a los herederos de Isaac Attie, luego que se demolería por el riesgo que significa para los transeúntes… en fin, lo cierto es que ahí sigue la casa cayéndose, ahí siguen las calaminas oxidándose y ahí sigue la dejadez de problemas que deben atenderse oportunamente.
