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Aprovechando el comienzo del curso político en Washington, el Pentágono ha implantado una nueva normativa, popularmente conocida como «despliégate o a la calle», que pretende acabar con la creciente baja forma de sus tropas, lo que se ha convertido en una lacra que merma su capacidad de acción.

Más allá de problemas físicos puntuales, una de las grandes preocupaciones del estamento castrense es el aumento de la obesidad entre los soldados.

Según las últimas estadísticas divulgadas por el Pentágono, en torno a un 17 % de las fuerzas armadas sufre un problema de sobrepeso, por lo que en los últimos meses ha invitado a miembros de la sociedad, como preparadores físicos y dietistas, a sumarse al debate sobre el estado de forma de los militares.