Cultura Colectiva
‘Blue Jay’ nos enseña qué pasa cuando dos amantes se rencuentran después de 20 años sin verse.
Magnetismo emocional: es esa incapacidad de separarte de quien amas. Sus efectos pueden durar horas, días o semanas enteras. Las horas se aceleran como si fueran minutos. La vida parece no alcanzar para saciar tu necesidad de estar a su lado.
Algo así pasa con Jim y Amanda, dos examantes que se encuentran fortuitamente en un pasillo de supermercado después de 20 años de no verse y, desde la casualidad, pasan todo un día juntos. Así comienza Blue Jay, ópera prima de Alex Lehmann que, después de debutar en el Festival de Toronto, se proyectó en algunas salas estadounidenses para meses después, incorporarse al catálogo de Netflix.
La cinta es breve —apenas 80 minutos— pero no queda a deber nada en cuanto a la historia y la trama que juega en la oscilación entre el drama y la comedia. Con elementos sencillos y fotografía en blanco y negro, Blue Jay nos sumerge en una historia aparentemente ajena, pero que acaba creando un puente de comprensión profundamente sensible.
Los diálogos no son especialmente sofisticados, tampoco la escenografía es espectacular, pero son las actuaciones y las emociones que transmiten lo que logra que la historia sea una experiencia fílmica que vale la pena. Pero además de eso, el filme nos enseña que existen al menos tres razones por las que siempre volverás con el amor de tu vida:
Porque te conoce mejor que nadie
Con solo mirarte, descifra si las cosas van bien, mal, o terribles. Es alguien que te conoce tan bien que no hay manera de ocultar lo que sientes. Es con quien puedes hablar de las cosas más sensibles y también las más burdas y sentirte cómodo con ello.
Porque aunque has intentado rehacer tu vida, nunca fue lo mismo
Cuando terminaron comprendieron que las cosas tomarían rumbos diferentes. Sin embargo, el otro siempre estuvo en su mente y aunque nunca cesó el interés mutuo, la vida siguió su curso, pero nunca fue igual.
La razón por la que se separaron es algo que se sabe hasta el final. Lo que vemos a lo largo de la película es el escenario utópico de una vida que pudo ser pero se quedó truncada. Las promesas que se quedaron sólo en eso, olvidaron sus sueños y dejaron marchitar sus esperanzas.
La cinta consigue plantearse una y otra vez la pregunta «¿qué pasaría si volviera a ver al amor de mi vida?». Lehmann logra jugar con los sentimientos del espectador, llevándolo a los terrenos más cursis hasta una franca desesperación y frustración de regresar el tiempo. Pone de manifiesto ese mundo alternativo que cualquiera quisiera vivir de nuevo, una probable segunda oportunidad que descubre las debilidades humanas en toda su profundidad.
Si quieres descubrir más sobre lo que hablamos, busca la cinta en Netflix, y quizá te convenza de que esa persona eventualmente volverá.