Una ciudad necesita ser mantenida, atendida, de acuerdo a sus requerimientos, no solo se trata de nuevas obras, es cierto que los barrios piden eso pero también que sean conservadas y no olvidadas como muchas veces ocurre. En otras palabras, así como sucede con una casa, la ciudad precisa de atención en la medida que va mostrando las falencias propias de su «uso».
Con muy buenos ojos vimos como el municipio comenzó a «parchar» las calles de Tarija, áreas que por el desgaste natural muestran baches que complican el tránsito normal de vehículos, huecos que dañan los motorizados y al mismo tiempo afectan la estética, si de turismo queremos hablar. En ese sentido, nuestra ciudad generalmente ha mostrado buena cara en el casco histórico, allí si se pueden identificar otras falencias que deben ser solucionadas por el municipio, pero en este tema concreto la evaluación es positiva. Es verdad que hemos tenido temporadas de un aparente » descuido», pero ante la protesta ciudadana, la repuesta ha llegado rápido. Lo que nos preocupa es que no solo el centro debe ser el que ocupe la atención de la alcaldía, en toda la ciudad podemos encontrar calles y avenidas con problemas que al parecer no ve se los ve. Seguramente ningún funcionario de alto rango circula por ellas y eso hace que se queden así… llenas de baches. Se debe elaborar un cronograma para hacer la revisión o inspección de arterias que por su nivel de uso son más proclives a dañarse, se entiende, lo que no se comprende es que el municipio no tome las medidas respectivas.
Se han escuchado críticas al «rebacheo» en las calles del centro, no queremos sumarnos a ellas, lo que no quiere decir que no manifestemos lo que observamos, un trabajo que roza la improvisación de acuerdo a la coyuntura o un dejar que el deterioro avance hasta que «valga la pena» y hacer todo de una vez. Es tiempo de cambiar y mejorar, organizarnos mejor y trabajar con más criterio técnico en una ciudad dinámica, en crecimiento y con exigencias que aumentan en proporción directa.