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La tradición manda que en San Juan se debe hacer fogata, se debe quemar todo lo viejo, lo que ya no nos sirve, material y espiritualmente, el fuego está muy ligado a esta fiesta que se da en la noche más fría del año, algo que es muy relativo aunque es lógico que la temperatura sea baja pues estamos en invierno, por lo menos en este lado del mundo.

En medio de una crisis medioambiental, ya desde hace varios años se trata de inculcar una conciencia proteccionista que erradique lo que la costumbre impone, a quienes nos criamos saltando sobre una hoguera nos cuesta un poco asumirlo tal cual, la nostalgia nos invade inevitablemente. Pero el esfuerzo y el entendimiento valen la pena porque se procede así, o por lo menos se intenta, por las nuevas generaciones, para darles un mundo menos contaminado y con menos impurezas, poco a poco van dejando atrás la fogata porque simplemente no han crecido practicando esa tradición, por tanto, en poco tiempo más seguramente no tendremos que preocuparnos por hacer controles en San Juan, tal cual todavía sucede hoy en día.

Es importante que la población asuma su responsabilidad de manera libre y espontánea, que sepa porqué se hace y lo que se pretende, logrando eso se habrá recorrido gran parte del camino hacia el objetivo. Otro elemento que llama la atención está relacionado con los cuidados que se deben tomar si se enciende un fuego, porque podría ocasionarse un incendio, de esos que conocemos bastante bien y no exactamente con experiencias positivas. El trabajo que realiza la alcaldía y la policía se debe destacar, recomendando y controlando para evitar desgracias posteriores. Festejemos San Juan pero de otra manera, enseñemos a los niños y jóvenes de hoy como sellamos un compromiso serio, de verdad, con el medio ambiente, en un marco responsable en pro del bien común.