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El miedo es una emoción que surge después de la sorpresa y en cierta forma es una predicción negativa del futuro

El pulso se acelera, las manos sudan, las pupilas se dilatan y los músculos se tensan. Estos son algunos de los síntomas que señalan que el miedo ha llegado. Algunas personas reportan cómo la boca se seca y un escalofrío recorre todo el cuerpo como un relámpago. La realidad es que cada ser humano tiene una forma diferente de reaccionar a esta enigmática emoción, pero ¿qué es el miedo? ¿Por qué es importante para la supervivencia? ¿Cómo podemos usarlo a nuestro favor?

El miedo es una emoción que experimentan todos los seres humanos. Viene después de la sorpresa y en cierta forma es una predicción negativa del futuro, pues nos prepara para protegernos de algo que interpretamos como peligroso. Algunos datos importantes que posiblemente se desconocían sobre el miedo son:

Tenemos tres formas universales de reaccionar a él

En el mundo animal las presas reaccionan al peligro de tres maneras diferentes: hacerse pasar por muertos, huir o luchar. El ser humano también tiene estas tres maneras de reaccionar ante las situaciones en las que se ve amenazado. Estas formas se pueden presentar de diferentes formas, como cuando buscan evadir las discusiones al ignorarlas y experimentan esa ansiedad por irse del lugar, o cuando confrontan de una manera agresiva, probablemente también experimenten bloqueos en los que la mente pareciera estar en otra parte. Todas estas posibles reacciones son un reflejo de las mismas estrategias primitivas.

El miedo es una cuestión de percepción

Cualquier emoción tiene un componente cognitivo, es decir, que viene como resultado de nuestras interpretaciones de la realidad. Una misma situación puede ser interpretada de diferentes formas, dependiendo de la persona y su personalidad. El miedo es producto de la interpretación de una situación como amenazante, negativa y pone en guardia al ser humano actuar inmediatamente de las tres formas mencionadas.

El miedo busca proteger

Elizabeth Gilbert, autora de Comer, rezar y amar, define al miedo como “el hermano sobreprotector pero tonto”, haciendo referencia a la irracionalidad con la que a veces viene acompañado. La intención de esta emoción es realizar todas las acciones posibles que prevengan que la predicción apocalíptica realizada se convierta en verdadera. La fuente de temor puede ser cualquier objeto o situación, ya sea social, personal o comunitaria.

El ser humano puede controlar el miedo

Como producto de la interpretación de la realidad, es un elemento que puede ser entrenado y manejado de manera más funcional. Existe un tipo de inteligencia denominada «inteligencia emocional», que habla sobre cómo las personas pueden identificar de manera racional sus emociones y crear reacciones más funcionales a partir de esto. Ser esclavo de las emociones es ahora cosa del pasado.

Las personas que experimentan constantemente miedo tienden a tener un coeficiente intelectual más alto

Quienes hacen una constante evaluación del ambiente han mostrado hacer más procesos analíticos que la norma, por lo tanto cuentan con un pensamiento crítico más desarrollado. No obstante, para quienes no aprenden a manejar las emociones esto también puede traducirse como niveles de ansiedad más altos y, por ende, muchas veces depresión, pues se han encontrado correlacionadas.

La manifestación patológica del miedo es la fobia

Se considera patológico cuando empieza a generar un deterioro en la vida diaria del ser humano. Las fobias son miedos irracionales de los que el individuo no tiene control hacia un objeto o situación. Algunas de las fobias más comunes son aracnofobia (miedo a las arañas), ofidiofobia (miedo a las serpientes), acrofobia (miedo a las alturas) y aerofobia (miedo a volar). Entre las más inusuales está la somnifobia (miedo a quedarse dormido), la ablutofobia (miedo a bañarse) y tripofobia (miedo a los agujeros). Hay personas que incluso sufren coulrofobia, que es el miedo a los payasos. Es normal que el ser humano experimente el miedo, pero es también aconsejable no ser víctima del mismo. Quienes quieren enfrentar a esta emoción pueden seguir los siguientes consejos:

Analiza tu reacción

Es probable que inconscientemente se esté reaccionando de una de las tres formas universales. Identificar cuándo se experimenta el miedo y la manera más común de reaccionar es el primer paso para dominarlo.

Controlar tus pensamientos

Una vez identificada la manera de reaccionar, el siguiente paso es hacerse dueño de las interpretaciones de las situaciones que particularmente generan temor y trabajar con ellas cuestionando su veracidad. Después de todo, ¿qué porcentaje de las predicciones negativas que el ser humano realiza en la vida diaria realmente se cumplen?

Sé más positivo y maneja el estrés corporal

Al ser el temor producto de una predicción negativa, quizá no interpretar todo de manera negativa pueda generar más paz y una mejor calidad de vida. Una actitud curiosa es de gran utilidad para vencer esta emoción. El control del estrés corporal también puede ser de beneficio para calmar la mente. Después de todo, mente y cuerpo trabajan juntos.