Noticias El Periódico Tarija

La historia se repite dramáticamente y es lamentable que tropecemos con la misma piedra, apenas comienza Junio y estamos en medio de la zozobra de un incendio que ya se comió más de 100 hectáreas de la cordillera de Sama, cuando aún tenemos muy fresco el recuerdo de lo que pasó el 2017. Tragedia que costó vidas humanas y golpeó duramente a este pueblo.

Es frustrante ver que aún no aprendimos la lección, que nos desgarramos las vestiduras cuando algo sucede pero que luego no hacemos nada para corregir o remediar un mal proceder, seguimos desprotegidos y librados a la mano de Dios, no nos preparamos para enfrentar estos fenómenos, lo peor de todo es que no iniciamos siquiera tareas de educación y prevención, una vez más no fuimos pro activos y solo reaccionamos ante eventualidades que se pueden anticipar. Es que los incendios no se presentan porque una brasa viaja kilómetros y llega hasta los pastizales secos, en su generalidad se da porque alguien se descuida o comete una imprudencia, el chaqueo tradicional sigue ocasionando verdaderos desastres o el encendido de una fogata o una colilla a medio apagar, son suficientes para que se desate una cadena de sucesos que luego lamentamos. Si solo fuera por el azar de la naturaleza, poco podríamos decir, pero en estos casos es la influencia humana la que define estos hechos, la irresponsabilidad, la negligencia, la imprudencia, etc… nada es fortuito, todo es previsible pero no se toman los recaudos y padecemos las consecuencias.

Nos preguntamos cuándo se comenzará a educar a la población, cuándo se educará al campesino, cuándo se asumirán decisiones anticipadas a la «temporada de incendios», es que no se presentan en enero o diciembre o en octubre… se dan entre mayo y agosto, los meses secos, lo sabemos, pero no somos capaces de trabajar con base en esa realidad, evidente, tangible. Hoy nos toca de nuevo tener encima el calor del fuego incontenible, ya nos ganó de mano otra vez, parece que seguiremos así, nadie habla de orientar, guiar, enseñar… solo pensamos en lo que las circunstancias nos obligan a hacer, sofocar, correr, ayudar… apagar… se podía evitar, se puede evitar… pero ¿ cuándo comenzamos a aprender?