
La milicia tarijeña participó en la batalla de Salta al mando de Manuel Belgrano. Los tarijeños Gabino Ibáñez y Manuel Rojas comandaron secciones de la Caballería e infantería. El 21 de junio de 1813 Belgrano entró triunfante a Potosí en compañía de José Antonio Álvarez de Arenales, Manuel Ascencio Padilla e Ignacio Warnes.
La batalla de Salta librada el 20 de febrero de 1813 en Campo Castañares, actual zona norte de la Ciudad de Salta, durante la Guerra de Independencia de la Argentina. El Ejército del Norte, al mando del General Manuel Belgrano y de Eustaquio Díaz Vélez como Mayor General o Segundo Jefe, derrotó por segunda vez a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, a las que había batido ya en septiembre anterior en la batalla de Tucumán.
Batalla de Salta
La rendición incondicional de los realistas garantizó el control del gobierno rioplatense sobre buena parte de los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata, aseguró la región y permitió a los patriotas recuperar, provisoriamente, el control del Alto Perú.
TARIJEÑOS AMIGOS INSEPARABLES
En la Batalla de Salta, Manuel Belgrano tuvo en sus filas a miembros de la milicia tarijeña que participaron en la Batalla de Tucumán y en el éxodo de Jujuy. El 12 de enero de 1813 Manuel Belgrano dijo al Gobierno de Buenos Aires “… los tarijeños, son nuestros amigos inseparables”. En el parte enviado por Belgrano al Gobierno de Buenos Aires el 27 de febrero de 1813 destacó el comportamiento de los jefes y soldados, mencionando a los tarijeños Gabino Ibáñez que tuvo a su mando una de las secciones de la Caballería y Manuel Rojas que comandó una de las secciones de las cinco columnas de la infantería. Las fuerzas de Belgrano contaban con 3.700 hombres y 12 piezas de artillería de los cuales 103 murieron y 433 fueron heridos. Las fuerzas españolas 3.400 hombres y 10 piezas de artillería, registrando 103 muertos y 433 heridos. Como consecuencia del triunfo patriota en la batalla de Salta, los españoles se rindieron entregando 2.188 fusiles, 200 espadas, pistolas, carabinas, 10 cañones, todo el parque de guerra y tres banderas reales. Entre los prisioneros figuraron diecisiete jefes y oficiales realistas.
Gabino Ibáñez en el año 1804 se incorporó al regimiento de Milicias de Caballería de Tarija, tuvo activa participación en la actividad pública de la Villa de San Bernardo y participó en el Cabildo de 18 de agosto de 1810 que eligió a José Julián Pérez de Echalar como Diputado por Tarija al Congreso de Buenos Aires.
Pedro Antonio Flores, encabezando el pelotón de la milicia chapaca.
Se incorporó al Ejercito Auxiliar Argentino donde fue ascendido con el grado de Teniente y participó en las batallas de Guaqui, Río Piedritas, Tucumán y Salta obteniendo el aprecio del Gral. Manuel Belgrano. Con el grado de Capitán comando una sección del Escuadrón Dragones bajo el mando de Gonzales Balcarce. El 30 de agosto de 1816 Belgrano designó a Ibáñez Teniente Gobernador y Comandante de Armas de Santiago del Estero, en 1817 ascendió a Teniente Coronel de Caballería de Línea y ratificado como Gobernador de Santiago del Estero, cargo que ocupó hasta 1820. A la conclusión de su carrera militar y retorno a su tierra natal Tarija, se unió a Bernardo Trigo y Eustaquio Méndez y participo en el movimiento de 1826 que motivó la incorporación de Tarija a la República de Bolivia. En 1831 fue elegido Diputado por Tarija y firmó la Constitución Política del Estado promulgada por el Mariscal Andrés de Santa Cruz. Desempeño las funciones de Diputado por Tarija hasta 1839. Ibáñez destacó entre los próceres de la emancipación del Río de La Plata y el destino de Tarija.
La batalla de Salta resultó una nueva e importante victoria para los revolucionarios. Como consecuencia de este triunfo los ejércitos realistas fueron detenidos en su avance hacia el sur y estas tierras nunca más pudieron ser recuperadas para el extinto Virreinato. Belgrano nombró a Díaz Vélez Gobernador Militar de la provincia de Salta y éste colocó a la bandera argentina en el balcón del Cabildo y los trofeos apoderados de los realistas los ubicó en la Sala Capitular. Los triunfos de Tucumán y Salta permitieron la recuperación del Alto Perú por los rioplatenses. Díaz Vélez, el 17 de mayo de 1813 como Jefe de la avanzada del ejército vencedor en la segunda campaña al Alto Perú, ingresó a la ciudad de Potosí y posteriormente el 21 de junio de 1813 Belgrano entró triunfante a Potosí en compañía de José Antonio Álvarez de Arenales, Manuel Ascencio Padilla e Ignacio Warnes.
BELGRANO TUVO A PEDRO ANTONIO
FLORES COMO ASISTENTE
Manuel Belgrano y Miguel Martin de Güemes tuvieron como asistente al tarijeño Pedro Antonio Flores en la guerra de la Independencia. El caudillo salteño Martín Miguel de Güemes, le otorgó el grado de Coronel y lo nombró Gobernador de Tarija. Pedro Antonio Flores acompaño al Gral. Manuel Belgrano en las luchas contra los ejércitos realistas, fue Comandante del “Escuadrón de Tarijeños” y participó en el Éxodo de Jujuy. Conocido es el aporte que hizo Tarija con hombres, víveres, dinero y monturas a los cuatro Ejércitos Auxiliares Argentinos que ingresaron al Alto Perú. Este territorio tuvo una serie de líderes, destacando Pedro Antonio Flores junto a Francisco de Uriondo y Eustaquio Méndez. Flores entre otros, tuvo estrechas relaciones y actividades con los próceres argentinos Martín Miguel de Güemes y Manuel Belgrano, pues llevaron a cabo una política contestataria contra las tropas realistas, que de manera permanente asediaban a Tarija, que se convierte en una especie de bisagra por su ubicación geográfica estratégica.
Esta realidad, sin dudas, demuestra que la comunicación que hubo entre Salta y Tarija, siempre fue muy fluida. La comunicación epistolar entre Güemes, Belgrano, Francisco de Uriondo y otros jefes locales tarijeños era factible por una serie de razones, entre ellas, los pueblos de Tarija y Salta estaban muy ligados por las mismas ansias de libertad, por compartir historia, territorio y cultura. En Tarija las acciones estuvieron bajo los objetivos de la estrategia de Martín de Güemes, aplicada por Pedro Antonio Flores, cuando no a instancias de las espontáneas y no bien ordenadas tácticas de los jefes locales, que en lo esencial trataban de emboscar y desgastar a los regimientos realistas.
EL EXODO JUJEÑO
Se denomina Éxodo Jujeño a la retirada hacia Tucumán emprendida por el Ejército del Norte comandado por el General Manuel Belgrano en la vanguardia y secundado por el Mayor General Eustaquio Díaz Vélez en la retaguardia y la milicia conformada por tarijeños, chicheños, salteños y jujeños y la población de San Salvador de Jujuy que evacuó la ciudad completa y sus campos el 23 de agosto de 1812, ante el avance de las tropas realistas provenientes desde el Alto Perú.
Tarijeños y Chicheños estuvieron
en el éxodo de Jujuy
El rigor de la medida se respaldó con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden. La determinación del éxodo, obedeció a que las fuerzas realistas al mando del Brigadier Juan Pio Tristán, avanzaba desde Suipacha con una dotación de 4.000 hombres para ocupar el territorio de Jujuy y Salta, acabar con el ejército argentino del norte que retrocedía diezmado por la derrota en la batalla de Guaqui y llegar hasta Buenos Aires.
La orden especificaba que la retirada debía dejar sólo campo raso frente al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden. La población acató sin mayores actos la medida a partir de los primeros días de agosto, demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano carretas para transportar sus bienes. La población efectuó un largo trayecto de 360 km hasta Tucumán. El ejército patriota comenzó su retirada ese 23 de agosto de 1812, en horas de la tarde se arreó el ganado y se prendió fuego a las cosechas para desguarnecer al enemigo. Belgrano fue el último en dejar la ciudad deshabitada, dejando la tierra arrasada.
Sin embargo, ante la presión y cercanía del ejército realista se entabló el combate de Las Piedras el día 3 de septiembre de 1812. La rápida reacción de Díaz Vélez logró allí una victoria, cayendo en poder de los independentistas comandantes españoles. El éxito obtenido en el combate de “Las Piedras” por Díaz Vélez asistido por Pedro Antonio Flores alentó a Belgrano a detener la marcha. Belgrano motivado por ese triunfo e invitado por los tucumanos y la colaboración de la poderosa familia Aráoz y con el joven teniente Gregorio Aráoz de Lamadrid y desobedeciendo las órdenes impartidas desde Buenos Aires, se trasladó hacia San Miguel de Tucumán, donde derrotó al ejército de Tristán para seguir con una segunda victoria en la Batalla de Salta. En ambas ocasiones el registro histórico destaca la participación de la milicia conformada por tarijeños y chicheños.