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Un gran centro comercial o el “mall” de la era republicana, así era conocida esta infraestructura que fue un referente económico de la región, tanto para Bolivia como para Argentina

Jesús Vargas Villena/Bolinfo/Tarija

(elPeriódico-mayo 07/2018) Las imágenes de yeso del Sagrado Corazón de Jesús, de San Antonio de la Virgen del Carmen, de angelitos, de Buena Ventura, piezas de florero en metal, candelabros de metal pequeños, candelabros de vidrio, campanillas de misa, juegos de mesa antiguos, imágenes de Cristo Crucificado de bronce, piezas de mesa talladas en mármol, ceniceros de vidrios, son parte de los artículos que aparecen en el inventario de los bienes de la sucesión de Esperanza Morales viuda de Navajas.
Un largo listado con más de cinco hojas que muestra en detalle, todos los objetos que poseía esta casa a la hora de su entrega, de los que una gran parte no están más, cuyo destino es desconocido, pese a ser un patrimonio arquitectónico nacional desde 1992.
Jaime Morales Peña, es uno de los familiares directos de Esperanza Morales Serrano (-1962+), quien junto a Moisés Navajas Ichazo (1865-1951+), eran los propietarios de la Casa Dorada.
Morales se pone sus anteojos y saca una copia del inventario de entrega de la casa Dorada a la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), tras la expropiación.
Su padre, Carlos Morales Ávila (1919-1984+), fue el abogado de la familia hasta su muerte, quien dejó una serie de documentación referente a estos tediosos procesos de la época republicana.
Al mostrar el inventario, uno puede darse cuenta en un simple paseo por el actual museo de la Casa Dorada, que efectivamente, faltan objetos de valor.
Eran los años 70 de las dictaduras militares, precisamente, en el primer Gobierno de Hugo Bánzer Suárez, se expropia este bien inmueble a la familia Morales, que hereditariamente se había quedado con estos bienes, pues la pareja propietaria nunca tuvo hijos.
El motivo de la expropiación, sería el descuido en el pago de los impuestos que desde la muerte de Esperanza, no habían sido pagados, precisamente por los problemas internos existente entre los familiares, que también derivaron en largos litigios.
La Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, fue la directa beneficiaria de la Casa Dorada, siendo en ese entonces su rector, Jaime Antonio Castellanos, quien fuese colocado en el cargo por el Gobierno Nacional.
“Me imagino sin temor a equivocarme que echaron mano de eso”, asegura Jaime Morales, quien pudo conocer en persona a Esperanza y deambuló de niño por los ambientes de la Casa Dorada, cuando su madre lo llevaba alguna vez a tomar té.
“Mucho no recuerdo, pero sí puedo decirte que era una casa espléndida”, rememora, al acotar que si bien no tiene precisión de lo que había cuando hacía esas visitas, si afirma que hay objetos que no están más en ese lugar.
Morales aclaró que el decreto de expropiación de aquel entonces, solo era del bien inmueble, no así de los objetos que se encontraban al interior de la casa. “Fue un robo lo que hicieron”, acota en referencia a los artículos que habrían sido sacados a lo largo de todo este periodo.
Los objetos quedaron en calidad de guarda a cargo de la universidad, hasta que los herederos los reclamen, aunque debía resolverse el juicio por la expropiación que culminó en los 80.
El dinero por la expropiación se encontraba en el banco, pero al ingresar la época de los 80, cuando terminó el primer juicio, Bolivia estaba sumida en su peor crisis económica por la hiperinflación.
Durante la hiperinflación de los 80, el dinero por la expropiación de la casa no fue cobrado por los directos herederos, pues el valor de esos recursos bajó considerablemente a casi no tener valor alguno.
Posteriormente, llegó en 1985 el Gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1907-2001+), tiempo en el que inició un nuevo proceso de parte de los herederos contra el banco para recuperar los recursos de la expropiación, siendo un típico proceso judicial de la época, largo y tedioso, llegando a fallecer en medio de ese tiempo, su abogado.
Con la muerte del abogado de la familia, los demás herederos ya eran bastante mayores, y el proceso quedó en nada.
“No se está pidiendo que se nos den los artículos, pero sí que se recuperen a favor de la Casa Dorada que es un patrimonio nacional”, aclaró Jaime Morales, al ser consultado de qué es lo que se espera en la actualidad.
Morales dice que existen artículos o muebles que estarían en el Rectorado de la UAJMS, otros de un precio invaluable, están distribuidos en casas particulares de la ciudad de Tarija, siendo desconocido el proceso por el que fueron repartidos o vendidos.
Antes de convertirse en Casa de la Cultura, este bien inmueble sirvió incluso como domicilio para algún docente al que la universidad, no podía pagarle el alquiler, reveló una exfuncionaria de esta entidad cultural.
Hay otras personas que conservan objetos de valor de la Casa Dorada, quienes afirman que los mismos, les llegaron como parte de algún pago adeudado de la universidad hacia sus familiares, según pudo averiguarse en esta investigación.
“La universidad le pagó con una vajilla”, contó una mujer que mantiene su nombre en reserva, sobre una deuda de esta institución con un docente, a quien le pagaron con este tipo de objetos extraídos de la Casa Dorada.
“Hay mucha gente involucrada”, reconoce Jaime Morales, sobre la pérdida de objetos que se dio desde que este bien pasase a manos de la UAJMS.
Los jóvenes de los 80, recuerdan también lo descuidada que se encontraba en ese tiempo esta casa, Carmen Verdún Sucre, cuenta que en esos años, era fácil ingresar por la parte de atrás a esta infraestructura, por el corral, donde iban hasta parroquianos. “Había una parte que la usaban como meadero, cerca de lo que es el Banco Nacional”.
Verdún, posteriormente fue una de las funcionarias de la Casa de la Cultura.
Cuando decidieron que la Casa de la Cultura tenga sus oficinas en este sitio desde el año 1987, hubo un mayor control, aunque todavía siguieron registrándose pérdidas importantes.
La actual administración de la Casa de la Cultura a la cabeza de Nils Puerta Carranza, refiere que todos los materiales y objetos de este inmueble, están bajo inventario, por lo que niegan que pueda perderse algo.
“Cada año se hace inventario, y los encargados son de Activos Fijos de la universidad”, explicó Puerta.
“No se perdió nada en mi gestión y espero que así continúe, de todas maneras, si sucediera aquello, se hace una demanda hasta dar con los objetos”, acotó el actual director cultural.
Sin embargo, el personal con el que cuenta actualmente la Casa de la Cultura para hacer el control es escaso, si se toma en cuenta el valor de cada objeto que tiene este museo y la cantidad de personas que lo visitan diariamente.
En una sola ronda pueden ingresar unas 10 personas, ante una sola que controla.
“Mi reclamo no tiene ningún tipo de interés personal o económico, pero sí tiene que ver en reclamar lo que le corresponde a todos los tarijeños y que debería estar dentro de la Casa Dorada”, recalcó Morales.
Dijo que a los familiares de los que fuesen los primeros propietarios, solo les queda “el orgullo” de haber sido los directos herederos.
Los objetos perdidos de este edificio patrimonial, hoy duermen en algunas casas tarijeñas, pero especialmente, en la conciencia de quienes decidieron sacarlos sin pertenecerles, siendo una muestra más de que el manejo de recursos por la entidad pública, en estos lares, termina corrompiéndose. (eP).
elApunte
Robo de documentación
“Se perdió documentación que te daba una idea de cómo era el comercio en Tarija en esas épocas”, reveló la anterior directora de la Casa de la Cultura, Adela Lea Plaza Torri.
Hay documentos que lograron recuperarse, gracias a una investigación que fue iniciada desde el interior de la Casa de la Cultura.
Un joven que ayudó a un archivero a sacar documentación de la Casa Dorada, terminó por revelar que efectivamente habían sacado documentos. Fue entonces, la misma Adela Lea Plaza que buscó al responsable, quien por ese entonces, estaba a cargo del museo general, que hoy pasó a ser paleontológico.
“Directamente le dije que me diera la documentación o sino hacía una denuncia pública y luego él me dio los libros”, recuerda la anterior directora.
Con esta documentación recuperada, pudo conocerse parte de los movimientos económicos de la era republicana, especialmente de los intercambios comerciales, como de la importancia de Tarija como un importante centro comercial.
Parte de la documentación perdida fue recuperada, la que posteriormente fue inventariada, pero hay otra que se perdió en el periodo en que este espacio, no tenía control alguno.
Nota de apoyo
Restauración y recuperación
Por caerse, así estaba la Casa Dorada en los años 80. La anterior directora de la Casa de la Cultura, Adela Lea Plaza Torri, recuerda el mal estado en el que se encontraba esta infraestructura. “El segundo piso estaba por derrumbarse”, refiere.
Hubo una primera refacción que consistió en salvar el segundo piso, gestión efectuada cuando estaba a la cabeza de Carlos Torri (1923-2015+), en 1987 hasta el año 2001, además de hacer otras pequeñas refacciones, consiguiendo recursos del entonces Fondo Social de Emergencia.
La restauración completa fue realizada con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), después de que la Casa de la Cultura, ganara con la presentación de un proyecto que se impuso a otros cientos que fueron presentados de diferentes países.
Ni la universidad, ni la Gobernación, ni la Alcaldía que son copropietarias del edificio, aportaron con un solo centavo en esta restauración.
La restauración desde el techo hasta los subsuelos inicia el 2002 y se prolonga por unos tres años, en la gestión de Adela Lea Plaza.
Para presentar este proyecto al BID, fue realizado un inventario de todos los objetos de la casa. Lea Plaza al momento de dejar la dirección el año 2011, presentó un nuevo inventario a la UAJMS, donde detalla todos los objetos y artículos que estaban en la Casa Dorada.
La cifra
Bs 550 mil
El valor por la expropiación que debía el Gobierno pagar a los herederos era de Bs 550 mil de la época de los años 70, monto que quedó en nada en los 80 por la hiperinflación. Posteriormente hubo un proceso que también quedó en nada sin poder cobrar ese dinero.
Los datos
La Casa Dorada tenía siete tiendas del lado de la calle General Trigo y otras siete del lado de la calle Ingavi, todas funcionando.
La casa fue construida a lo largo de 16 años. La inauguración fue el 1 de enero de 1903. Los arquitectos fueron los hermanos Miguel y Antonio Camponovo.